Casi cinco años más tarde del inicio de la pandemia de covid-19, la economía global retomaría el ritmo de crecimiento promedio de la década previa a 2020 y crecería alrededor de 3% en 2024 y 2025. El aumento de las tasas de interés permitió controlar la inflación a escala mundial, que se puede considerar abatida, sin incurrir en caídas de la actividad. La economía uruguaya se perfila para crecer en torno a 3% en 2024, a impulso de la demanda externa y del consumo interno. En el frente externo, nuevamente las cadenas agroindustriales jugaron un rol protagónico, con un valor exportado cercano a los US$ 10.000 millones. Para 2025, la economía se expandiría a un ritmo similar al de 2024.
“El valor agregado del sector agropecuario aumentaría 9,5% en 2024, principalmente por un destacado desempeño de la agricultura y de la tracción que la tercera planta de celulosa continúa imprimiendo a la actividad silvícola. En 2025, el PIB del sector agropecuario caería levemente (-0,4%), por el descenso del valor agregado agrícola, que sería parcialmente compensado por un mayor valor agregado silvícola”, según el capítulo Situación y perspectivas de las cadenas agroindustriales 2024-2025, que se publicó ayer con el anuario de Opypa a cargo de Ángela Cortelezzi.
Las exportaciones agroindustriales (incluida la celulosa) se ubicarían en el entorno de US$ 10.000 millones al cierre de 2024, lo que significa un aumento de 20% respecto al año anterior.
Agricultura
La situación de la cadena triguera en la zafra 2024-2025 se presenta nuevamente auspiciosa, con expectativas de rendimientos superiores al promedio histórico (aunque por debajo del récord registrado en la temporada previa) y el segundo registro más alto de área sembrada de la última década (340.000 hectáreas). La industria local tendría suficiente volumen de calidad e inocuidad para abastecerse y continuaría firme la corriente exportadora de grano de trigo durante 2025.
En el caso de la cebada, el ejercicio 2024-2025 cerraría con un nivel de producción que superaría por segundo año consecutivo el millón de toneladas, pese al retraso en la siembra por las lluvias otoñales registradas en 2024. El área cultivada histórica y el registro de una productividad promedio cercana a los 4.300 kg/ha permitirían alcanzar el nivel de producción mencionado, con calidad grano superior a la de la zafra anterior. Esto haría que el valor exportado de granos y malta en 2025 sea similar al observado en 2024.
Por otro lado, las lluvias ocurridas durante noviembre de 2024 en el litoral del país permitieron recuperar la humedad de los suelos y sembrar la soja en condiciones óptimas, se espera nuevamente una producción cercana a los 3 millones de toneladas, sobre una superficie cultivada que se mantendría sin variaciones. Para el caso del maíz, se proyecta una reducción interanual del área sembrada para 2024-2025, que totalizaría unas 192.000 hectáreas. Esta caída tiene sentido si se tiene en cuenta la alta base de comparación de la temporada 2023-2024.