Impulsados por la valorización del precio del gordo y por las favorables condiciones climáticas, las categorías de reposición alcanzaron precios de referencia que son los más altos en muchos años o, en algunos casos, los más altos de la historia.
Esto se pudo apreciar en el último remate de Plazarural la semana pasada, con máximos desde principios de la década para la mayoría de las categorías de invernada y con los niveles más altos de la historia en dos categorías que se puede decir son opuestas: el novillo de más de 3 años y la ternera.
Con los actuales precios del gordo, que el novillo formado haya alcanzado cotizaciones históricas no puede llamar la atención, más teniendo en cuenta la poca oferta de animales de esta categoría. Es más llamativo e interesante el caso de la ternera y hay varios argumentos que ayudan a explicar lo que está sucediendo.
La semana pasada Plaza Rural vendió casi 3 mil terneras a una cotización promedio de US$ 2,36 el kilo. El ternero, en máximos de seis años (desde junio de 2013) promedió US$ 2,46 el kilo, solo 10 centavos más. No solo es llamativo el alto precio de la ternera, sino también la escasa diferencia respecto a los machos de la misma categoría, solo 4% menos.
Hay varios argumentos que ayudan a explicar esta situación de tan alta demanda por terneras, categoría que históricamente ha sido de las más difíciles de colocar. Algunas llegan desde el lado de la invernada, otras de la cría, pero todas tienen que ver con un complejo ganadero más dinámico y con procesos más eficientes.
En los últimos 2-3 años hay una ventaja de la ganadería respecto a la agricultura que ha hecho que muchos campos que fueron chacra en la primera mitad de la década, ahora hayan vuelto a tener ganado. “Hay un mundo de puentes verdes porque la agricultura de secano no levanta”, comentó el presidente de la Asociación de Consignatarios de Ganado (ACG) y director de Megaagro, Jose Aicardi. Y lo que importa en estos casos es “llenarlo de cabezas”, por lo que se opta por categorías que sean más baratas al bulto.
Otro sector que empezó a comprar vientres jóvenes es el corral. Aicardi dijo que hay corrales que están haciendo una recría de terneras, las ingresan con 280-300 kilos y las sacan a los 22 meses con 420 kilos para otro corral para la fase de engorde. Esas vaquillonas forman parte de la cuota 481. La escasez de machos debido a la exportación de terneros en pie ha dinamizado el encierre de vaquillonas. La faena de animales de esta categoría está en niveles históricamente altos de casi 300 mil cabezas en 12 meses.
Por lo tanto, ya sea desde el lado de la invernada como desde el corral, hay un aumento de la demanda por terneras para venderlas como vaquillonas a faena. Una gran diferencia respecto a no muchos años atrás, cuando esta categoría solo tenía salida para el abasto y para algún embarque a Chile. En estos momentos de gran necesidad de la industria por hacerse de materia prima, la vaquillona pesada se paga a un precio muy similar al novillo.
Pero desde el lado de la cría también se advierte un mayor interés por quedarse con las terneras para mantener el rodeo de cría, algo absolutamente lógico teniendo en cuenta los atractivos precios de los terneros. En los meses de abril, mayo y junio se ofrecieron en Plazarural 24.646 vacunos de menos de 1 año, de los que 7.586 eran hembras, 31% del total. En los mismos meses del año pasado las hembras fueron 43% de la oferta de terneros/as.
Además del impacto de los altos precios del gordo y de las favorables condiciones climáticas, no se puede soslayar la incidencia de la exportación de ganado en pie en esta valorización de la hembra joven. Los machos no están y se busca generar valor — tanto en las invernadas como en los corrales y en la propia industria frigorífica— en las categorías que aparecen.
En síntesis, los animales jóvenes se están haciendo valer, especialmente las hembras, algo absolutamente esencial para mantener buenas expectativas de oferta para el mediano y largo plazo en la ganadería.