Por Alfredo Lago
Hoy, una vez más el sector arrocero uruguayo está atravesando un ciclo adverso. Pretenderé ampliar sobre esto y dar elementos para encontrar respuesta a la pregunta del título. Previamente, ¿por qué ciclo?
Los resultados económicos de los cultivadores de arroz han transitado en “ciclos”. Si analizamos la historia de la producción del Uruguay, en base a estos ciclos, los podemos dividir en dos; una mitad favorable, con utilidades al productor, y otra en condiciones de rentabilidad deficitaria. Por cierto, visto el desarrollo del sector, los momentos de ciclos favorables han sido muy bien capitalizados por el productor, generando a su vez, grandes externalidades positivas para la economía nacional.
El resultado económico de una empresa agrícola se compone mayoritariamente de tres factores, siendo ellos: productividad, costos y valor de venta.
La situación de estos factores determina el signo de cada uno de estos ciclos.
Entonces, ¿por qué el actual es adverso?
En el sector arrocero de nuestro país, el primero de los factores, la productividad, no es causal de dicha adversidad, sabido es la alta performance de los cultivadores uruguayos. Somos un sector con 100% del área bajo riego y es continua la incorporación de innovación y tecnología, en gran parte de la mano de la investigación local, en el comienzo con la Estación Experimental del Este, con apoyo de recursos del sector y luego a través del Programa Arroz de INIA, resultando con esto que en las últimas cinco décadas nuestros incrementos productivos son del entorno de 100 kg/ha/año.
El segundo factor, los costos de producción sí son motivo de incidencia de esta adversidad, como lo ha sido en muchos de los ciclos negativos, especialmente en los últimos. El incremento del valor de insumos, equipos y maquinaria, entre otros que son importados, está siendo un problema, agravado porque a diferencia de lo que normalmente sucede, hoy el valor de los insumos está desconectado del valor de los granos que exportamos.
Pero fundamentalmente los costos productivos están influenciados por el llamado “costo país”.Compuesto por el precio de las tarifas públicas (básicamente las energías), siempre mayores a toda comparación, los altos costos de logística, fletes y tarifas portuarias, entre demás gastos que en Uruguay normalmente son superiores; esto configura falta competitividad estructural o genuina.
Por ello, en este factor la tasa de cambio adquiere un protagonismo muy especial; cuando este no está en su justo y equilibrado valor nuestros costos por hectárea o por tonelada producida se incrementan considerablemente, comprometiendo claramente el resultado económico. Esta situación, el “atraso cambiario”, es un problema estructural del Uruguay.
Recordemos las ultimas: los años previos a la devaluación del 1982, la década del 90 con la instrumentación elaborada con éxito por Ramón Díaz, situación agudizada luego del 13/01/99 con la devaluación brasileña donde aquí se insistió con la mantención de un dólar regulado a bajo precio hasta junio del 2002. De hecho, en estos más de 50 años la mayor parte del tiempo la tasa de cambio es sumamente desfavorable para los sectores exportadores tanto de bienes como de servicios, que son a su vez, los motores de desarrollo y crecimiento del país.
Es difícil entender el porqué, pero es lo que sucede, y lo peor, no vislumbramos una reversión del problema, visto que todos los partidos que han alcanzado el gobierno aplican la misma receta, lo que deja sin esperanzas a quienes somos afectados por ello; para ejemplificar, basta ver manifestaciones de crítica a la política monetaria de quienes son en un cierto momento oposición, que, al alcanzar el gobierno, cambian radicalmente su argumentación al respecto del atraso cambiario.
El último factor y el de mayor relevancia para la conformación de este ciclo adverso, es el precio de venta del arroz, y como en Uruguay se exporta el 95% de lo producido, lo que incide es el valor de exportación, dado que nuestro mercado interno es pequeño, tanto que el mismo es abastecido destinando solo 6.000 hectáreas de la superficie arrocera.
Las transacciones de arroz entre países son el 10% de la producción mundial, la lógica arrocera es que los grandes consumidores son a su vez los grandes productores, por tanto, lo que estos países destinan al mercado global son sus excedentes. La excepción es Uruguay que encaró a casi un siglo su actividad con destino transfronterizo; Paraguay va camino a ello también. Ocurre algo similar con los grandes importadores, que también cultivan arroz, compran volúmenes para adicionar a una demanda interna algo mayor a su producción local.
Siempre un buen mercado interno es positivo para el resultado de venta del productor, al no tenerlo, la exposición a lo exógeno genera volatilidad que no podemos manejar.
El arroz no cotiza en bolsa, salvo pequeñísimos volúmenes en USA, lo que no genera especulación por compra y venta de contratos de actores que no tienen nada que ver con el sector, por ello, la formación de precio del mercado mundial de arroz atiende únicamente los fundamentos (oferta - producción, demanda - consumo, stock). Aunque, por cierto, hay interferencias por los países en cada uno de estos fundamentos.
En la producción, por varios tipos de estímulos, muchas veces en sectores arroceros muy poco eficientes. En la demanda por restricciones y/o aranceles a las importaciones. Y también en la discrecionalidad tendenciosa de la información de los volúmenes de stock.
Entendido y atendiendo estas observaciones, sabido cuanto ha sido la producción, cuanto es el consumo, el mercado ágilmente forma y de manera transparente el precio. (Oferta y demanda).
Corresponde analizar los fundamentos actuales para entender la generación de este ciclo adverso.
Oferta - Producción: la misma está superando el consumo. Razones:
Clima, a nivel global hace 18 meses que está siendo beneficioso en general para la producción, con muy buenos Monzones (evento que regula las lluvias en gran parte de Asia), estos están generando generosas lluvias para irrigar los cultivos, tener en cuenta que allí la gran mayoría de los arrozales utilizan la lluvia que cae diariamente para la inundación, sin la necesidad de sistemas de riego como utilizamos en estas latitudes. De hecho, casi todos los países del sudeste asiático tienen mayor producción que hace 2 años.
También en América y Europa el clima ha sido favorable, disipado tiempos de sequía en el viejo continente que bajaron notoriamente la producción, hoy, están recuperados, y en América, superado los problemas de inundaciones, el cono sur esta con sus mayores volúmenes excedentarios.
India: luego de más de un año de restricciones a las exportaciones, volvió con fuerza en setiembre del 2024 al mercado mundial, recordar que este país es responsable por el 40% del comercio global, con ello los exportadores indios salieron a ofertar grandes cantidades, y como el mercado ya había encontrado otros proveedores, estos con el afán de recuperarlos, bajaron aún más los precios, y así, están vendiendo.
Demanda – consumo:
Con las restricciones indias muchos países se asustaron por esta medida y aumentaron sus compras sin la correspondiente necesidad, lo que les generó hoy, un sobre stock, disminuyendo actualmente sus compras, en algunos casos, siendo nulas.
Si bien el consumo aumenta año tras año, de la mano del incremento población, particularmente en Asia, aparentemente ya no crece con el mismo ritmo. Lo cierto es que, en este periodo, el incremento productivo es superior al del consumo. Mas oferta y menor demanda.
También se está dando hace tiempo la disminución del consumo per cápita de arroz. Hay un cambio en la dieta alimentaria de la humanidad, desde 2 motivaciones, una, la que come peor, los alimentos “al paso – chatarra”, hacen que disminuya el hecho de cocinar arroz en casa. El otro motivo es, por el contrario, lo que muchos llaman: “mejora en la alimentación”, con el cuestionamiento al consumo de carbohidratos. Al respecto escribiré en columna futura.
Factores que están generando una disminución en los volúmenes del comercio mundial del arroz.
Por último, negativo para nosotros, que somos históricamente productores de arroz de calidad, es la mejora en este ítem de los arroces asiáticos, hoy, vemos producto de origen tailandés, vietnamita, de Myanmar, y otros llegando a mercados exigentes de calidad.
Stocks: es obvio que la consecuencia del análisis de estos fundamentos genera un incremento considerable en el volumen estoqueado de arroz en el mundo. Lo normal es que el stock sea el 30% del consumo anual, esto genera un umbral de neutralidad en la formación de precio, pero hoy está en casi 40%, son mas de 210 millones de toneladas almacenadas por el mundo.
Por tanto, el precio internacional del arroz atraviesa un periodo de enormes presiones bajistas, que inclusive no sabemos si ya encontró el piso, y lo peor, difícil saber la duración de este ciclo negativo, pero todo indica que podría ser extensa. Por supuesto, el clima, en particular en Asia, es determinante, un cambio de los Monzones, la llegada del fenómeno El Niño, puede revertir todo.
Por todo esto, mi visión es de gran preocupación sobre el sector arrocero uruguayo por estar enfrentando serias dificultades, las cuales todo indica, se agudizarán en las próximas zafras; los precios no atenúan, como en otrora la falta de competitividad de la economía uruguaya.
Por ello, es posible afirmar que el actual ciclo es tremendamente adverso para los arroceros uruguayos, y si queremos seguir produciendo arroz en Uruguay, el mismo deberá contar con acciones estructurales en todos los eslabones de la cadena y con el compromiso del gobierno para recuperar la competitividad.