Por Justino Zavala
Por estos días estamos asistiendo a un fenómeno que, al menos en mi memoria, no tiene antecedentes: las plantas de leche activas saturadas, con dificultades para el recibo y procesamiento de la leche que le remiten los productores.
En la base de este fenómeno claramente está un muy buen año para la producción, con un clima que ha acompañado y un precio relativo bastante bueno (el índice de poder de compra que informa INALE está en 85 tomando como base 100 marzo de 2014). La remisión de leche a plantas industriales al cerrar el año, seguramente superará los 2.100 millones de lts y los 168 millones de kgs de sólidos, cifras muy cercanas al récord en los lts y seguramente récord en los sólidos. Sin embargo este crecimiento de la remisión no alcanza para explicar la saturación actual de la capacidad industrial.
En efecto es imposible soslayar el impacto que tienen el cierre parcial de CALCAR, la disminución operativa de CLALDY, el cierre de la planta de Cardona de Lactalis, a los que debe sumarse aunque un tiempo atrás PILI, Schreiber, Gloria e INDULACSA Salto. La capacidad de procesamiento de estas plantas cerradas supera el millón de lts diarios.
La pregunta que hay que formularse, me decía un dirigente de la Conaprole hace unos días, es si esta producción vino para quedarse y eventualmente seguir creciendo, o si por el contrario se trata de un fenómeno coyuntural producto de un año excelente, como decíamos antes.
Para crecer en producción de leche deben conjugarse muchos y variados factores de los cuales excluiremos el clima y el precio, principales actores, pero por definición poco predecibles y absolutamente fuera de nuestro control.
Por un lado, los factores de producción primaria: las vacas, los productores, la tierra, todos ellos enlazados o articulados por la tecnología que define la productividad de las empresas. Por otro lado, la industria con sus dificultades a la hora de generar eficiencia y por lo tanto mejor valor para trasladar al precio de la leche y por último, aunque no por ello menos importante, la capacidad (o incapacidad) del País para insertarse en los mercados internacionales lo que nos agrega debilidades, riesgos y pérdida de capacidad de agregar valor a nuestras exportaciones.
Récord para la facturación bruta de los tamberos
Entre los factores de producción primaria, las vacas luego de caer por debajo de las 400.000 se han estabilizado en los últimos 2 años pero las cifras de reemplazos no permiten avizorar un crecimiento sobre todo teniendo en cuenta que la exportación de estas categorías se mantiene activa. La utilización creciente semen sexado es un aporte favorable pero no suficiente. La tierra es también un factor en el que la lechería ha perdido participación, cayendo año a año y hoy por debajo de las 500.000 ha en los establecimientos con giro lechero como principal.
El número de productores remitentes tiene una disminución casi constante del orden del 5% anual, estando hoy en menos de 1900.
La tecnología es sin lugar a dudas, lo que ha permitido que con menos vacas, menos tierra y menos productores la remisión se haya mantenido y como vimos en años buenos, aumentar. La mejora en la utilización del pasto y los concentrados, la utilización creciente de sistemas intensivos de “cama caliente” y una mejora genética constante, sostienen el aumento en la producción individual de nuestras vacas tanto en litros como en sólidos.
La industria, factor determinante en la fijación del precio de la leche al productor, no encuentra los caminos para agregar más valor a sus exportaciones (el mercado interno ya está saturado), siendo las leches en polvo y manteca el 80% de los que se vende en el exterior y con el agravante que 2 mercados superan el 60% de nuestras ventas. Dependemos de Brasil y Argelia, hemos perdido la posibilidad de vender a China o Corea y los mercados emergentes como África, Indonesia y sudeste asiático, crecen pero no parece que en corto plazo puedan absorber volúmenes importantes.
Nuestra vulnerabilidad es aun mayor cuando vemos que nuestro vecino Argentina crece también a tasas elevadas y compite con nosotros en los mismos mercados. Brasil ha crecido este semestre un 9% lo cual lo deja con cierto superávit de leche y por lo tanto restringe fuertemente sus importaciones.
Argelia está iniciando con Qatar un megaproyecto de producción de leche con el objetivo de reducir un 50% sus importaciones de lácteos.
La respuesta a la pregunta del dirigente de la Conaprole acerca de si la producción de leche actual vino para quedarse o aun seguir aumentando, depende básicamente de la capacidad de los productores de adoptar tecnologías que aumenten la producción individual de las vacas y para que eso suceda tiene que existir una muy buena relación precio/costo del litro de leche.
Tengo dudas que esa condición, en las actuales circunstancias, sea algo que se pueda mantener si no cambiamos los parámetros de industrialización y/o la inserción internacional de nuestras ventas.