Incendios-forestales

 

Los incendios en el Amazonas en los últimos días están acaparando la atención de todo el mundo. Países como Brazil, Bolivia, Paraguay y Perú están siendo azotados por incendios de gran magnitud en estos últimos días.

Algunos estados amazónicos de Brasil, como Rondonia y Amazonas, han declarado el estado de emergencia recientemente. La actual escasez de agua, categorizada por algunos meteorólogos como una situación “especialmente seca”, aumenta la dificultad para controlar los distintos focos de incendios.

La cantidad de incendios en Brasil desde el comienzo de año hasta hoy, ha aumentado 84% en comparación con el año anterior. Más del 50 % de estos focos de incendios ocurren en la región amazónica.

Pero el tan conocido “pulmón del mundo” no es el único que está sufriendo por los incendios forestales. De acuerdo al informe “Arde el Mediterráneo” en el arco norte de la península hay unas 76 millones de hectáreas de bosque. Del medio millón de hectáreas que se queman año tras año en Europa, 75% pertenecen a los países que conforman el arco norte del Mediterráneo: Portugal, España, Francia, Italia y Grecia, explican más del 80% de la superficie que se incendia anualmente.
La superficie boscosa de algunos de los países anteriormente mencionados supera el 50% del total.
Según el Centro Común de Investigaciones de la Comisión Europea, en la primera mitad de 2019 los incendios forestales azotaron más de 250 mil hectáreas, cifra 38% superior a la registrada durante todo 2018 (181 mil).
Son más de 56.000 hectáreas las azotadas por el fuego en lo que va del año en España, cuatro veces más que en igual periodo de 2018, cuando se quemaron 13.000 aproximadamente. La zona más afectada es el noroeste peninsular.
Siberia también fue noticia por los incendios forestales en este verano boreal. Se afectaron más de 3 millones de hectáreas, sin que por el momento se haya podido controlar la situación.
El calentamiento global está generando un aumento de temperatura en todo el mundo, pero de forma más acelerada en el hemisferio norte. Este aumento de temperatura genera que los bosques se sequen de forma más rápida y por ende una mayor predisposición para los incendios.
Los incendios forestales, entre otras consecuencias ya mencionadas, generan un aumento en las emisiones de dióxido de carbono a la atmosfera, favoreciendo el calentamiento global y formando un círculo vicioso.