Los ministerios de Ambiente (MA) y Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el Instituto Nacional de Carnes (INAC), el Instituto Nacional de la Leche (Inale) y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) presentaron los primeros indicadores y valores de la Huella Ambiental de la Ganadería en Uruguay.
En la presentación el ministro Fernando Mattos destacó: “Los problemas climáticos del mundo no los genera la producción agropecuaria. Los genera el humano”. Indicó que hoy se busca “generar valor ambiental en nuestra producción”
El ministro de Ambiente, Adrián Peña, indicó que la huella ambiental “es un tema prioritario para el Uruguay”, porque analizar el desempeño ambiental de los sistemas de producción permitirá sentar las bases objetivas sobre las cuales se podrán hacer políticas públicas.
“El Uruguay necesita ser más rico, necesita generar más empleo y de mayor calidad y esto es para eso, para poder producir más, para poder vivir mejor, pero sin destruirnos, esto es muy importante para un país productor de alimentos”, agregó.
En el evento estuvieron presentes varias autoridades, entre ellas el presidente de la República, Luis Lacalle Pou y la vicepresidenta Beatriz Argimón. También representantes de la institucionalidad agropecuaria.
Impactos en suelo y agua
Juan Pablo Bergalli, gerente del área de Control y Desempeño Ambiental de la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental del MA, fue el encargado de mostrar los indicadores estudiados que se vinculan a la afectación del suelo y el agua.
La pérdida de suelo por erosión, el transporte de nutrientes y de sustancias químicas al suelo y al agua, así como la gestión de los residuos son algunos de los aspectos que se deben tener en cuenta en el sector primario de producción. Según detalló, por año, 24 millones de toneladas de suelo se pierden por erosión en los predios de producción ganadera, lo que no necesariamente tiene que estar asociado a la producción, indicó. En la producción de ganados hay un promedio de 3 mil kilos de erosión por animal, explicó.
En el sector industrial, el vertido de aguas residuales, así como la generación de residuos son los aspectos ambientales más relevantes, sostuvo. El experto mostró datos vinculados a la industria frigorífica, la que por año genera 146.839 toneladas de residuos y consume 6.362.227 m3 de agua. Para relativizar estos números, dijo que el 24% del agua que se consume en total en la industria frigorífica es equivalente a lo que consume la primera planta de celulosa instalada en el país.
Dijo que varios de los aspectos ambientales a los que se les recomienda prestar atención, presentan alternativas para mejorar el desempeño ambiental del sector agropecuario. “Los cambios en los sistemas de producción, la innovación tecnológica y la mejora en las prácticas de producción son elementos relevantes para el desarrollo sostenible de esta actividad”, concluyó.
Los impactos en el aire
Los datos de indicadores asociados a los impactos de la ganadería en el aire fueron presentados por Felipe García, coordinador adjunto de proyecto en FAO Uruguay, quien destacó durante su presentación que en Uruguay “hay posibilidad de capturar carbono en el sector agropecuario, y eso es una característica que lo hace especial”.
Las emisiones de gases de efecto invernadero son un componente dentro de la huella ambiental, no el único, pero sí es importante considerarlas integralmente, indicó el experto. Los principales gases dentro del sector agro son el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso que son protagonistas en la ganadería, detalló. Prestarles atención a estas emisiones tiene una relevancia comercial, ambiental y también para el diálogo con la sociedad, agregó.
Para estudiar los impactos de la huella ambiental en el aire se tuvieron en cuenta tres producciones: carne, leche y lana, y en ese sentido se tomaron diferentes enfoques, por ejemplo, se estudiaron las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el ganado y su estiércol, pero también las generadas en la producción de su alimento en el predio y en el traslado de aquellos alimentos que no se producen en el establecimiento.
El promedio nacional de generación de gases de efecto invernadero por kilo de carne bovina producida es 18,56 kg. Dependiendo las zonas del país en la que se realice la producción la emisión de los gases por kilo de carne cambia, las zonas donde se dan las mayores emisiones están ubicadas en el norte, porque tienen condiciones de suelo que permiten una producción “un poco menos eficiente y un poco menos rápida y por eso los animales terminan emitiendo más gases para producir la misma cantidad de carne”, detalló. Cuando las emisiones se miden por superficie de pastoreo, la situación cambia, porque las zonas en las que más emisiones hay son las del litoral, sur y centro, donde hay más ganados por hectárea. En el caso de los ovinos, el promedio nacional es de 18,41 kg.
Por otro lado, en el caso de la lechería, cuanto más productivos y eficientes son los productores, menos emisiones por litros de leche generan. La huella nacional es de 989 gramos de CO2/kg de leche.
En la fase industrial, el promedio de emisión de gases por kilo de carne faenada es de 9 gramos, mientras que por kilo de leche es de 2,7 gramos.
Impactos en la biodiversidad
Finalmente, el investigador del INIA, José Barbello, habló sobre los impactos de la huella ambiental en la biodiversidad y destacó que los pastizales naturales, ocupan el 51% de la superficie del país, lo que equivale a 9,13 millones de hectáreas. Este es el principal bioma y la principal fuente de forraje para la producción ganadera. Y preservarlo será la forma de preservar a más de 2.000 especies vegetales y animales. Mientras, la superficie de praderas y cultivos forrajeros corresponden al 6,72% y al 16,8% de la superficie explotada en los sistemas ganaderos y agrícola ganaderos.
Según destacó, el manejo ganadero determinará el estado de conservación del campo natural, por eso hay que prestar atención a las cargas, a los tipos de sistemas de pastoreos y a la relación vacuno lanar.
Para avanzar en la conservación de la biodiversidad se recomendó diseñar un sistema de monitoreo con el que se pueda evaluar la pérdida y la degradación de los pastizales discriminando los resultados por los diferentes tipos de producción.
Para cerrar el evento, el director de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente, Gerardo Evia, puntualizó lo bueno de “vincular los indicadores con decisiones de política pública, poner los indicadores en valor de la marca país, de un país que produce de manera sustentable, que avanza en conocimiento, tecnología, huella ambiental articuladora entre el bien público y el privado”.