No hace tanto tiempo (marzo de 2022) que el precio de los terneros alcanzó por primera vez los US$ 3 por kilo. La ecuación de los corrales resulta tan interesante en estos momentos, que se está pagando ese valor por novillos de reposición de más de 400 kilos, siempre y cuando tenga edad para formar parte de la cuota 481.

Se trata de valores sin precedentes. Esos animales de reposición, cuya demanda es mayor cuanto más pesados son, están siendo comprados por los corrales a US$ 1.200-1.350, dependiendo del kilaje. Los animales que no tienen edad de cuota, si son pesados, se venden unos US$ 10 centavos por kilo por debajo, también una cotización históricamente alta. Para ponerlo en contexto, son precios que serían buenos para terneros de 180-200 kilos y que se están pagando por animales de más de 400.

La razón de este fuerte aumento es obvia y es la suba en los precios de los animales terminados, junto con una oferta relativamente escasa. Todas las fuentes del sector son coincidentes en cuanto a que los corrales están trabajando a tope, con una capacidad instalada que es creciente y que su uso está, en los hechos, en 100%.

En las próximas semanas, con la buena entrada a la primavera desde el punto de vista forrajero (las últimas lluvias garantizan una alta producción de pasto) es factible que algunos corrales reduzcan la cantidad de animales, si es que tienen la posibilidad de terminarlos en pasturas, que es más barato.

Lo que permite estos altos precios de la reposición es la favorable ecuación de la relación kilo de carne / kilo de maíz. No es que el maíz esté barato (se paga unos US$ 200 por tonelada a levantar), sino que la carne está muy cara, por lo que el negocio (con ventas desde los corrales que comienzan a hacerse sobre una base de US$ 5,50 el kilo carcasa) arroja márgenes positivos para la terminación de grano.

El negocio del corral se ha expandido de forma significativa este año. De acuerdo con estimaciones de Álvaro Ferrés, presidente de la Asociación Uruguaya de Producción de Carne Intensiva (Aupcin), se estarán terminando con algún grado de suplementación unos 700-800 mil animales entre novillos y vaquillonas. Es un salto respecto al año anterior, cuando se terminaron entre 500 y 600 mil cabezas.

Esas 200 mil cabezas más terminadas con algún grado de suplementación, con un peso de las carcasas de animales que salen de los corrales de 280-290 kilos, son un aporte adicional de unas 56-58 mil toneladas de carne de animales que, si no se hubieran terminado a grano, probablemente no hubieran llegado a peso de faena este año o, de haberlo hecho, las carcasas hubieran sido más livianas.

No es una tendencia que pase solo en Uruguay. En Australia, otro tradicional productor de carne vacuna a pasto, está sucediendo lo mismo.

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