Prolesa y Conaprole organizaron una jornada virtual de semillas buscando dar respuesta de técnicos y productores ante la grave situación forrajera que enfrenta la cuenca lechera por la sequía.

La Ing. Agr. Silvana Pereira, encargada de la Unidad de Semillas de Prolesa, comentó que la idea era aportar información de calidad para tomar decisiones con “recursos sumamente escasos” tanto desde el punto de vista forrajero como económico.

La charla titulada “Consideraciones de manejo y opciones en avena y otros cereales de invierno para ensilar en otoño” estuvo a cargo del Ing. Agr. Juan E. Díaz, director de I+D Pasture Genetics Uruguay, un profesional con dilatada experiencia en esta área.

Díaz precisó que el hecho de apelar a avenas para reservas de otoño es algo “coyuntural” pero “no estructural”, en un contexto donde la sequía obligó al consumo de reservas concentradas para ser consumidas en otros momentos del año. Además, el déficit hídrico limitó la producción de reservas en primavera y verano.

“Es una situación no prevista que requiere soluciones no previstas”, indicó.

Díaz dijo que con variedades adecuadas en esta época del año se pueden obtener 5-8 toneladas de materia seca (MS) por hectárea. Añadió que para llegar a ese volumen de forraje se requieren entre 90-110 días, dependiendo de la fecha de siembra.

“La cosecha será en mayo o principios de junio, dependiendo de la fecha de siembra y seguramente será bajo la modalidad de silopack”, comentó Díaz.

 

Qué se requiere para reservas

El Ing. Agr. señaló que la variedad que se implante debe tener “muy altas tasas” de crecimiento para esta época del año. “Tiene que ser una avena que se induzca en esta época del año”, explicó.

“La avena es el verdeo de invierno que admite siembras de febrero porque germina, tolera altas temperaturas y moderados déficits hídricos”, indicó.

Díaz dijo que para realizar reservas la pastura debe contar con una “gran capacidad para crecer a altas tasas a temperaturas elevadas y tener un excelente comportamiento a roya de la hoja y manchas foliares”.

Mostró el ejemplo de la avena Milton, con un ensayo de INIA La Estanzuela con fecha de siembra del 26 de febrero y floración a los 69 días.

El profesional indicó que una buena avena forrajera, como por ejemplo Estanzuela 1095, que admite siembras tempranas, no es una opción para reservas de otoño porque no cuenta con inducción. Los ejemplos de avenas con inducción pueden ser: INIA Polaris, INIA Halley, Milton y Esmeralda.

El segundo tipo de material que se podría utilizar sería avenas graníferas de ciclo corto para reserva y cosecha de grano.

Mientras que la tercera opción, con más chance por la disponibilidad de semillas —según Díaz— son las avenas negras desarrolladas para uso como cultivo de cobertura. “Estas avenas ya la puedo sembrar desde la primera o segunda quincena de febrero”, aseguró.

El experto indicó que para hacer la cuenta de este cultivo se piensa en una cosecha de 4-5 tons de MS/ha para ver si la cuenta cierra y no con 8 tons de MS/ha porque hay poca investigación de este cultivo en particular.

Una de las ventajas de estas avenas de ciclo corto es que no necesitan que se alarguen los días para florecer.

En tanto, también aparece la opción de doble cultivo de avena granífera ultra-precoz para reservas en los períodos febrero-mayo (5-8 t MS/ha) y junio-octubre (8-12 t MS/ha) con una producción total de 13-20 t MS/ha.

“Acá es clave la reposición de nutrientes”, indicó.

Cebadas

En el caso de las cebadas para reservas de otoño, el experto indicó que tiene que ser de tipo primaveral, insensibles al fotoperíodo (a confirmar para siembras de febrero), gran capacidad para crecer a altas tasas en condiciones de elevada temperatura y excelente comportamiento a roya de la hoja y manchas foliares.

“Vamos a seguir utilizando sorgos y maíces para la producción de reservas, pero vamos a tener que desestacionalizar, es decir, que no sea solo en base a los cereales que hacemos en verano. Debemos tener algo en invierno porque eso va a contribuir a la estabilidad en la producción de reservas”, planteó.

“Quienes hicieron reservas este invierno la pasaron un poquito mejor a pesar de la seca. Podemos producir, 8, 10, 12 toneladas de materia seca/ha con los cereales de invierno como las cebadas o los trigos”, acotó.