La Sociedad de Productores de Leche de Florida (SPLF) organizó en su sede central, el pasado jueves 16 de mayo, una presentación titulada ¿Cómo impulsar el sector lácteo en Uruguay? Beneficios e impacto económico del riego a cargo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES).

El presidente de la SPLF, Horacio Rodríguez, recordó en el inicio de la actividad que la idea del riego en el campo de recría de La Cruz nació hace unos siete años atrás a través de un proyecto con el Ministerio de Ganadería. Dijo que después de algunas dudas iniciales, a la sociedad le “cambió su visión sobre el tema” tras obtener más de 13.000 kg de maíz seco por ha en promedio en los últimos seis años. “El trabajo de CERES es muy serio y se demuestra que se pueden regar 11.000 ha para la lechería. La mejor manera de avanzar sería con el resto de las gremiales lecheras”, consideró. Además, valoró que el tema se incorpore en la agenda de los partidos políticos en un año electoral.

Por su parte, el gerente de la SPLF, Ing. Agr. Andrés Barreira, destacó la experiencia y la masa crítica de técnicos que se fue gestando en la última década con el riego. Destacó el impulso que la multinacional OLAM en su momento le dio a este tema y a la infraestructura que hoy están utilizando muchos productores en sus predios. “Hoy están todas las condiciones dadas para que el riego fluya”, aseguró. Puso como ejemplo rendimiento de pasturas de secano de 9.000 kg/ha/año de materia seca versus los 18.000 kg que se obtienen con riego. Barreira indicó que la experiencia del riego en La Cruz dejó un saldo de “productividad” y “estabilidad”, algo que da para decir que es “jugar y cobrar; hay que animarse”.

 

Oportunidad y deberes

Ignacio Munyo, director ejecutivo de CERES, recordó que la institución viene trabajando hace tres años con la SPLF sobre el riego. Reconoció que la implementación desde el punto de vista financiero es “compleja”, pero recalcó que “no hay mejor estabilidad para el sector que la que puede darle el riego” en los próximos años.

El trabajo de CERES contempla un plan a 10 años para llegar a una superficie bajo riego para la lechería de 11.000 ha. Se propone invertir en equipos de riego para crear un fondo de reserva forrajera (5 mil hectáreas regadas) que se distribuya principalmente entre pequeños productores que no tienen acceso a una alta disponibilidad de forraje e impulsar el riego a nivel predial y multipredial (6 mil hectáreas), para lograr alcanzar al 25% de los establecimientos.

Ese plan ya tendría una fuente de financiamiento disponible por ley. El sector lechero ya cuenta con un fideicomiso “con el objetivo de generar estabilidad en el sector lechero”, establecido por Ley por hasta 10 años (desde 2026 a 2036), de una magnitud de unos US$ 50 millones.

“Invertir estos recursos en riego sería la mejor alternativa para generar estabilidad, mejorar la productividad y prepararse para inclemencias climáticas”, aseguró Munyo.

“Para que esto funcione, hay una parte que tiene que venir con la gestión porque es un sistema complejo”, advirtió el economista de CERES.

El sector lácteo no ha logrado crecer significativamente en la última década por una serie de factores estructurales (recambio generacional y baja capacitación, escasa incorporación de tecnología, alto nivel de arrendamiento, acceso restringido a mercados) y coyunturales (baja demanda de China, factores climáticos, bajos precios).

El riego generaría un aumento del 11% de las exportaciones (+ US$ 100 millones), sumado a un alto impacto indirecto de US$ 133 millones (es el sector de la economía con mayor impacto indirecto) e inducido por otros US$ 197 millones. Además, se plantea un repago por ganancia de productividad para que el fondo se mantenga en el futuro.

La exitosa experiencia de Australia muestra claros beneficios de esta alternativa. Con la extensión del riego a más de la mitad de los productores, la inclusión de tecnología y mejores prácticas, la cantidad de vacas por hectárea es más del doble que en Uruguay y la producción de leche por hectárea lechera es más del triple, sostiene el trabajo de CERES.

En Australia el 55% de los establecimientos lecheros utiliza riego, básicamente pequeños productores. “Uruguay está en donde estaba Australia hace 40 años: extender el riego le daría el salto de productividad que el sector necesita, y es la manera más eficiente de sobrevivir a inclemencias climáticas”, según CERES.

“Sabemos que el riego es uno de los motores para el crecimiento de la producción agropecuaria. Se requiere de un trabajo conjunto del sector público y privado”, finalizó Munyo.