El Indicador de Mercados del Este (IME) en Australia continua ajustando semana a semana a la baja, con un comportamiento algo errático en algunos casos entre ventas dentro de una misma semana. En el caso de este miércoles y jueves, el mercado se comportó bajista, con una demanda presionando en los valores y productores retirando sus lotes para no convalidar los nuevos precios, sin embargo el ajuste continua sumergiendo las expectativas de los productores de valores cercanos a la zafra anterior.
Hay varios componentes que están influyendo también en esta operativa, por un lado la guerra comercial entre las dos principales economías del mundo, que si bien aparecía alguna luz al final del camino, la misma se apagó en pocas horas y todo hace indicar que el camino será más largo, luego que el presidente Donald Trump aprobará una ley de apoyo a Hong Kong, que volvió a tensionar las negociaciones.
Esta situación comercial entre Estados Unidos y China también ha enlentecido los negocios de textiles entre ambos países, por lo que las industrias chinas también se encuentran en problemas, con líneas de crédito muy reducidas en base a que las ventas no son las mismas de los últimos años, por lo que están trabajando básicamente al límite de sus stock.
Por otro lado, la calidad de la lana también está afectando los precios y al mismo tiempo el incremento de la oferta de cara al receso tradicional de las fiestas en tres semanas. Sin embargo al cierre de la pasada semana el mercado recibió una noticia que puede verse desde dos ópticas diferentes. El Comité Australiano de Pronóstico de Producción de Lana dijo que las proyecciones para esta zafra 2019/20, alcanzarían los 272 millones de kilogramos, lo cual representa un descenso del 9,2% respecto a la última zafra, lo cual es una buena noticia a nivel internacional, porque a menor volumen, mayores oportunidades en un mercado normalizado de conquistar mejores valores.
Sin embargo al observarse la causa de este descenso, la visión podría cambiar. La baja en la producción es un efecto sequía, lo cual conlleva a una baja del stock, pero además también un disminución de la calidad de lote, es decir, lanas con mayor predisposición a romperse facilmente, lanas más finas pero por falta de comida y no por genética, por ejemplo. Y si el mercado australiano es el lugar de referencia para el mundo, que desciendan los valores ante una la lana australiana que no logra satisfacer la calidad de la demanda, como ocurre en la actualidad, podría ser una piedra en el zapato para las aspiraciones de precios.
El IME cerró la semana en US$ 10,35 por kilogramo base limpia, tras haber perdido 22 centavos ante las ventas del pasado jueves. Observando el mes de noviembre de las últimas cuatro zafras, esta referencia de ayer es prácticamente la misma que al 30 de noviembre de 2016.
En dólares australianos, el indicador cotizó a A$ 15,30, también con una caída de 25 centavos respecto al cierre de la semana anterior.
La oferta alcanzó los 40.141 fardos inscriptos previo a las ventas, donde los productores optaron por retirar un 2% y en definitiva a las salas de subastas ingresaron 37.804 fardos de los cuales se logró colocar el 85,4%.
Las ventas en el mercado lanero australiano continuaran la próxima semana, comenzando ya el mes de diciembre, que tendrá tres semanas de ventas antes del receso de las tradicionales fiestas. Los remates se sucederán durante los días miércoles 4 y jueves 5 de diciembre y la oferta estará compuesta por 41.274 fardos que se distribuirán en los tres centros de venta.