En tambos de San José, Conaprole instaló las primeras estructuras de sombra con placas hechas a base de residuos plásticos posindustriales, un primer paso de su programa de economía circular. Según informaron desde la cooperativa este proyecto busca ser una solución económica, eficiente y sustentable para que los tamberos mitiguen los efectos del estrés térmico del ganado, generando de esta manera mejores resultados productivos. El estrés calórico ocurre cuando la temperatura corporal y la frecuencia respiratoria del ganado lechero es más alta de lo normal, esto disminuye su rendimiento y genera complicaciones.
La empresa estima que los beneficios económicos anuales que se generen tras la implementación de estos elementos y con ellos el aumento de producción, será cinco veces más grande que el costo de inversión anual.
El proyecto se lanzó en el marco de la Expo Melilla con la presencia de Alejandro Pérez Viazzi, vicepresidente de Conaprole; Martín Ambrosi Happel, director de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE); Agustín Tassani, presidente de CTPlas y Juan Daniel Vago Armand Ugon, presidente del Instituto Nacional de la Leche (INALE).
Esta iniciativa se desarrolla en tres etapas. La primera fase consiste en clasificar los residuos industriales que se generan en las plantas; en la segunda etapa la empresa Uruplac se encarga de la reindustrialización de los residuos para hacer chapas de símil aglomerado con las que se hacen las estructuras para sombra; y, por último, Prolesa se encarga de comercializar los productos finales con los productores remitentes a Conaprole.
El vicepresidente de la cooperativa expresó que “esta iniciativa supone un importante avance en materia de bienestar animal para los establecimientos, lo que permite mejorar la productividad y, al mismo tiempo, dar una respuesta circular a los residuos que surgen en el procesamiento de la leche”.
Este proyecto fue auditado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (Udelar), y se diseñó en conjunto con Uruplac (una pyme que apoya el desarrollo de la economía circular en Uruguay).
“La propuesta consiste en brindar una solución a través de la transformación de residuos de envases multilateral, en placas símil aglomerado de aplicaciones varias”, explicó Pérez Viazzi.
Para hacer las placas se utilizan residuos del Complejo Industrial Villa Rodríguez (CIVR), el Complejo Industrial San Ramón (CISR) y el Complejo Industrial Montevideo (CIM). Cada chapa que ingresa a la cadena productiva implica la reutilización de 28 kilos de residuos plásticos que se evita que lleguen a vertederos, destacaron desde la cooperativa. Hasta el momento, con este plan piloto, se lograron reciclar en los establecimientos lecheros más de 47 toneladas de residuos posindustriales.