Con la siembra de trigo en marcha, que podría expandirse en 200.000 hectáreas versus 2019 para alcanzar los 6,8 millones de hectáreas, se van conociendo decisiones de productores y técnicos sobre las estrategias de manejo y aplicación de tecnología adoptada para esta campaña.

Según un informe del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (Retaa) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en el último ciclo agrícola en trigo el nivel tecnológico medio fue el más preponderante a nivel país. Un 55% de los productores estuvo en el nivel tecnológico medio, un 32% en el alto y un 13% en el bajo. "En relación a la campaña anterior, se observó un traspaso de nivel bajo a medio, manteniéndose el de alta tecnología", señala la entidad. Entre otras variables, aumentó la fertilización en trigo. A modo de ejemplo, en el caso de la urea, en la campaña 2019/20 la dosis promedio aplicada a nivel país fue de 150 kg/ha, un incremento del 11% en relación a la campaña 2018/19. Por el lado del fosfato diamónico, la dosis promedio utilizada fue de 85 kg/ha, una suba del 17%. También el año pasado se incrementó el cuidado sanitario del cultivo.

¿Cómo se está planificando el trigo esta campaña? La pregunta cobra relevancia no solo desde lo productivo por la recuperación que tuvo el trigo en los últimos años en las variables de la tecnología aplicada, sino también ante las versiones que corrieron en los últimos meses, por ahora despejadas por el ministro de Agricultura, Luis Basterra, sobre un incremento de las retenciones del actual nivel del 12 al 15% para un cultivo que no solo es la "caja" de fin de año sino clave para la rotación y salud de los suelos. En concreto, ¿el trigo reperfila su mejora de los últimos años o va por otro salto?

Según Martín Díaz-Zorita, experto de DZD Agro y docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa, "hoy conviven mayormente dos estrategias de fertilización".

"En la mayoría de las regiones y lotes de producción, aún con adecuadas reservas de agua en la siembra, se percibe la intención de repetir el modelo de fertilización aplicado en la campaña anterior. Esta fue mayormente de correcciones en dosis medianas con fuentes con fósforo aplicadas al sembrar y la fertilización con nitrógeno entre la siembra y hasta inicio del macollaje también en dosis suficientes para alcanzar niveles medios (frecuentes) de rendimientos. En algunas regiones, centro-sur y este pampeana, conviviendo aplicaciones completas en la siembra o macollaje temprano con la división entre este momento y hacia pleno macollaje", dijo.