
Mientras se completa la siembra de soja y maíz de segunda, el foco empieza a correrse al clima. Las lluvias vienen siendo esquivas en el sur y ya se observa impacto en los maíces de primera, que atraviesan un período crítico sin agua.
Con la cosecha de invierno finalizada, la atención en Dalmás Agro está puesta de lleno en la campaña de verano. Según explicó el Ing. Agr. Alexis González a Informe Tardáguila, la siembra de soja está prácticamente terminada y en estos días se completa el maíz de segunda, manteniendo el plan original sin grandes cambios de área.
Las sojas de primera, por ahora, muestran un buen estado general. La demanda hídrica todavía no es elevada y los cultivos no evidencian estrés severo.
Algo similar ocurre con las sojas de segunda implantadas temprano, especialmente sobre rastrojos de colza y cebada, que lograron una buena emergencia y se sostienen a la espera de lluvias.
El panorama empieza a complicarse en las últimas implantaciones. Tanto el maíz de segunda como las sojas de segunda más tardías se están sembrando en seco en varias zonas del sur, con precipitaciones muy desparejas y acumulados escasos.
“Las lluvias vienen errando, pasan por los costados o son muy puntuales”, señaló González, lo que agrega incertidumbre sobre la implantación efectiva de estos cultivos si el agua no llega en los próximos días.
La mayor preocupación hoy pasa por los maíces de primera, que entran o ya transitan la floración, una etapa clave para la definición del rendimiento.
La falta de agua empieza a sentirse y, día a día, se pierde potencial productivo. Por ahora, los pronósticos no muestran lluvias claras para el sur, por lo que el desempeño final del verano quedará fuertemente condicionado a que aparezcan precipitaciones en el corto plazo.


