Estados Unidos dio la pasada semana su aval a la siembra en ese país del trigo argentino transgénico tolerante a sequía desarrollado por la compañía Bioceres. Es el cuarto país que aprueba al producto HB4 para su cultivo luego de Argentina, Brasil y Paraguay.
Según informó el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (Aphis) del Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA, por sus siglas en inglés), ese cereal puede cultivarse “de manera segura” en esa nación.
El organismo norteamericano revisó si las plantas modificadas por ingeniería genética de trigo presentaban mayores riesgos, como en plagas, frente a las no modificadas y la conclusión fue que es “poco probable” que eso ocurra. “Desde la perspectiva del riesgo de plagas de plantas, esta planta modificada puede cultivarse y reproducirse de manera segura en los Estados Unidos”, indicó el Aphis.
El trigo transgénico tolerante a sequía tiene su origen en una investigación de la doctora Raquel Chan y su equipo en el Conicet junto a la Universidad Nacional del Litoral, además de Bioceres. En rigor, la experta encontró que el girasol tiene un gen capaz de tolerar la sequía. Esa investigación luego saltó a la soja y el trigo. En Argentina la empresa desarrolló la siembra del cereal mediante un esquema cerrado con productores. El año pasado se hicieron 50.000 hectáreas bajo el programa conocido como Generación HB4.
Estados Unidos es un importante productor y, a la vez, exportador del cereal. Al respecto, tras cosechar 49,31 millones de toneladas en la campaña 2023/2024, para el actual ciclo 2024/2025 el USDA prevé una producción de trigo estadounidense de 53,93 millones de toneladas –ya terminó la cosecha de invierno y la de primavera avanzó sobre el 51% del área apta–, volúmenes que se mantendrán lejos del récord que ese país logró en la campaña 1981/1982, con 75,81 millones de toneladas.
Acerca de las exportaciones, con 22,45 millones de toneladas proyectadas por el USDA para esta campaña 2024/2025, Estados Unidos es el quinto proveedor de trigo del mundo, detrás de Rusia, que vende 48 millones de toneladas; de la Unión Europea, con 34 millones de toneladas; Canadá, con 25 millones de toneladas, y de Australia, que coloca 23 millones de toneladas.
Según trascendió, la decisión del Aphis incluyó el análisis del fenotipo del trigo genéticamente modificado, su posible impacto en el ambiente y sus características. “Aphis concluyó que el Trigo HB4® no representa en sí mismo ni contribuye con plagas vegetales y, por lo tanto, no está sujeto a la regulación descripta bajo el 7 CFR parte 340″, explicaron. Agregaron que la autorización también se aplica a cualquier cruza de ese trigo con plantas no modificadas o con otras plantas modificadas que no estén sujetas a estas regulaciones.
Para recordar, en junio de 2022 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el trigo transgénico argentino para consumo. En efecto, en ese momento la FDA había concluido de manera favorable una consulta realizada por la empresa en 2018. “Si bien es de carácter voluntario, implica una extensa y rigurosa serie de presentaciones para obtener una evaluación regulatoria, nutricional, de impacto ambiental, calidad y de seguridad integral que permita el uso en los mercados de alimentos”, dijeron en Bioceres en esa oportunidad. Luego de la autorización de la FDA faltaba la del Aphis, cosa que ocurrió hoy.
Además de las autorizaciones para su cultivo y comercialización en la Argentina, Brasil, Paraguay y Estados Unidos, el producto, indicaron desde la empresa, ya está aprobado para consumo humano y animal en otros siete países: Australia, Colombia, Indonesia, Nueva Zelanda, Nigeria, Sudáfrica y Tailandia. Explicaron que también se han presentado solicitudes de aprobación en Bolivia, Filipinas, Uruguay y Vietnam [para consumo humano y animal y cultivo]. Fuente: La Nación – Fernando Bertello