Técnicamente se considera que una economía ingresa en recesión cuando se contrae en dos trimestres consecutivos. China, la segunda principal economía del mundo, se transformó en el primer país relevante en comenzar a crecer tras el impacto del Covid-19. En el segundo trimestre su PBI aumentó 3,2% anual, revirtiendo la baja de 6,8% del trimestre a marzo y evitando la recesión.

Por más que el número luce positivo, no fue tan bien recibido por los operadores financieros. En Shanghái la bolsa se desplomó 4% el jueves, en parte por los datos de la economía y en parte por las crecientes tensiones entre Beijing y Washington.

El dato que no convenció a los inversores fue el de ventas minoristas, que cayeron 1,8% anual, bastante más de lo que se preveía. Eso está diciendo que, más allá del dato global de crecimiento, los consumidores en China siguen reacios a elevar sus compras.