El presidente de la República Luis Lacalle Pou tiene previsto anunciar el próximo 2 de marzo ante el Parlamento un alivio impositivo sobre las franjas más bajas del IRPF y del IASS, tal cual fue su compromiso de campaña y ha repetido en declaraciones públicas en las últimas semanas.

En ese contexto, este miércoles se difundió un nuevo informe del Consejo Fiscal Asesor (CFA) con un mensaje contundente sobre lo inconveniente que sería para la sostenibilidad de las finanzas públicas resignar ingresos en forma estructural en el contexto económico actual. Los consejeros del CFA son los economistas independientes: Alfonso Capurro, Ana Fostel y Aldo Lema. El CFP realizó valoraciones sobre los riesgos del contexto externo y local.

“Por un lado, en un contexto donde los ingresos y gastos corrientes reales del GC-BPS evolucionaron en torno al crecimiento del PIB potencial en 2022 (estimado en 2,1%), toda mejora cíclica adicional tendería a generar una

reducción del déficit fiscal efectivo sin observarse necesariamente mejoras desde el punto de vista estructural. A su vez, la reversión del gasto correspondiente al Fondo Covid-19 prevista para 2023 no debería interpretarse como un espacio fiscal estructural, ya que es un componente extraordinario”, advierte.

Por otro lado, “en un contexto global de menos inflación, sorpresas desinflacionarias respecto a lo contemplado en el escenario base podrían derivar en variaciones en el gasto público real superiores a

las previstas, salvo que esa moderación también se refleje en algunas partidas nominales. Con todo, se trata de un riesgo relevante por la indexación prevaleciente en ciertas partidas de gasto como pasividades, salarios y transferencias. Esto podría tener un impacto alcista en el déficit fiscal estructural”, agrega.

En ese contexto, el CFA alertó sobre “riesgos de posible reversión del proceso de consolidación fiscal en términos estructurales dado los anuncios

públicos de rebajas impositivas permanentes del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS) por parte del equipo económico y el presidente de la República, así como por la dinámica de algunas partidas del gasto del GC-BPS en 2022 en relación a lo proyectado en la Rendición de Cuentas del ejercicio 2021”.

Por el lado de los ingresos estructurales, “no hay una mejora del crecimiento potencial consistente con un mayor ritmo de expansión fiscal permanente. Al respecto, el CFA considera que, dado el contexto

actual, cualquier impulso fiscal, independiente de su destino y magnitud, tendrá impactos directos sobre la posición fiscal estructural de no verse compensado por ahorros estructurales en las partidas de gasto. Al respecto, a la fecha del presente informe, el CFA desconoce los detalles acerca de la

magnitud, composición y fuentes de financiamiento de las rebajas impositivas, razón por la cual se ve limitado en un abordaje con mayor profundidad. En este sentido, se considera relevante que el MEF explicite estos elementos y que cuantifique el impacto de estas medidas en el RFE (Resultado Fiscal Estructural) y en materia de sostenibilidad fiscal, permitiendo así su evaluación al CFA, a las agencias calificadoras de riesgo, al mercado y a toda la comunidad interesada. Esto debería ser analizado con independencia del impacto en términos de distribución del ingreso o asignación de recursos, temas sobre los cuales el CFA no tiene atribuciones ni cometidos”.

Por otro lado, el informe recuerda que una expansión de las partidas más discrecionales del gasto público (inversión y gastos no personales) por encima de la tasa de crecimiento del PIB potencial tal como sucedió en 2022, podría tensionar el cumplimiento del segundo pilar de la regla fiscal, dada la rigidez del resto de los egresos del GC-BPS y los riesgos de desinflación comentados anteriormente.

Con todo, la reducción de las holguras fiscales y por ende de los márgenes de maniobra de la política fiscal en un contexto de estabilidad del crecimiento potencial, implican necesariamente, desde un punto de vista de la responsabilidad y sostenibilidad fiscal, adoptar un criterio de mayor prudencia a la hora de evaluar medidas de política económica con impacto permanente al alza en el gasto y/o a la baja en los ingresos. Toda expansión fiscal de carácter permanente (estructural), vía incremento del

gasto o reducciones impositivas, sustentados en una mejora cíclica (transitoria), podrían implicar riesgos de deterioro en la posición fiscal estructural, así como generar eventualmente sesgos procíclicos en la política fiscal.

“Sin grandes holguras, eventuales desvíos respecto a la necesaria senda de consolidación fiscal adicional también implicarían un menor espacio para reaccionar (contracíclicamente) a algunos shocks negativos exógenos que puedan presentarse, tales como cambios drásticos en el escenario

internacional, la situación de sequía o cualquier otro tipo de evento de carácter excepcional”, alerta el CFA.