En la presentación que realizaron este jueves las autoridades del INAC y parte del equipo técnico con los detalles del cierre estadístico de 2022 sobre el mercado interno y externo de carnes hubo algunas sorpresas. Una de ellas fue el cambio que está procesando el consumidor uruguayo que compra proteínas de origen animal.
“En el mercado interno, podemos afirmar que el consumidor uruguayo es cada vez más parecido al consumidor mundial”, dijo gerente de Información del INAC Jorge Acosta.
En los primeros 10 meses de 2022 se registran volúmenes de consumo similares a los del año anterior de proteínas totales volcadas al mercado interno (+1,3%). Sin embargo, esta estabilidad general encubre algunos cambios en el origen de las carnes y la estructura de consumo.
La carne bovina disminuye 4,8% respecto a 2021 y se ubica por debajo de los consumos de 2020 (-2,6%) y de 2019 (-11%). La carne aviar, segunda proteína más consumida en Uruguay, mostró un crecimiento de 5,3% sobre los valores de 2021 y la carne porcina se recuperó de la caída observada en el año previo, mostrando un incremento del 11% respecto a 2021 y del 8% respecto a 2020.
En 2022 se registra que el 31% de las proteínas consumidas son de origen importado, con crecimientos diferentes en la importación de las distintas carnes. Brasil no solo ratificó su histórico liderazgo como proveedor de carne vacuna y porcina, sino que en 2022 también fue el principal de la carne aviar.
Desde hace varios años se observan cambios en la estructura de consumo de las proteínas de origen animal, pero es desde los primeros meses de 2022 cuando se invierten las proporciones entre proteínas provenientes de rumiantes (bovina y ovina) y monogástricos (aviar y porcina). En el acumulado a octubre de 2022 el 52% del total corresponde a monogástricos y el 48% a rumiantes; proporción exactamente inversa a la observada en 2020, y más lejana a los consumos históricos de una década atrás (2/3 rumiantes y 1/3 monogástricos).