El PIB de Uruguay creció 1,2% interanual en julio-setiembre, pero la actividad cayó 0,2% frente al segundo trimestre en términos desestacionalizados. Analistas advierten por una pérdida de dinamismo en la segunda mitad del año, aunque no se anticipa una recesión técnica.
El Banco Central del Uruguay informó este lunes que la economía uruguaya mantuvo un crecimiento interanual en el tercer trimestre, impulsada principalmente por los sectores de comercio, alojamiento y suministro de comidas y bebidas, salud, educación, actividades inmobiliarias y otros servicios. En contrapartida, la industria manufacturera volvió a incidir negativamente en el resultado global.
Desde el enfoque de la demanda, se registró un aumento tanto de la demanda interna como de la externa. El gasto de consumo final creció, explicado por un mayor consumo de los hogares y del sector público, mientras que la formación bruta de capital cayó, debido a una mayor desacumulación de existencias. En el frente externo, las exportaciones aumentaron 5,2% en volumen físico, superando el crecimiento de las importaciones (+3,0%), lo que aportó positivamente a la demanda externa neta.
Más allá del crecimiento interanual, el dato que encendió señales de alerta fue la contracción trimestral desestacionalizada de 0,2%.
Para el economista Aldo Lema, esto confirma que la economía uruguaya fue “de más a menos” en 2025.
“El PIB desestacionalizado se contrajo en el tercer trimestre y la expansión interanual se desaceleró a 1,2%, por debajo del consenso previo”, señaló Lema en su cuenta de X, quien recordó que las expectativas del mercado se ubicaban más cerca del 1,9%.
El economista José Licandro reforzó esta lectura al señalar que “no solo la desaceleración del crecimiento es notoria —pasó de 3,4% interanual en el primer trimestre a 2,3% en el segundo y 1,2% en el tercero—, sino que en términos desestacionalizados la actividad se estancó, con una caída de 0,2% frente al trimestre previo”.

Lema agregó que la desaceleración probablemente se extendió a octubre, con una muy probable contracción interanual del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE), en línea con los datos recientes de la industria y otros sectores.
La madera le pegó al agro
Desde el enfoque productivo, el BCU detalló que el valor agregado del sector agropecuario, pesca y minería cayó 0,2% interanual, afectado por una menor actividad silvícola, asociada a una baja en la producción de rolos de madera para la industria de celulosa y menores exportaciones.
En contraste, la actividad pecuaria mostró una evolución positiva, impulsada por un aumento en la faena vacuna y una mayor remisión de leche a plantas industriales.
La industria manufacturera registró una caída interanual de 2,1% en su valor agregado, explicada en gran parte por la paralización parcial de la refinación de petróleo, tras la avería de la boya petrolera de José Ignacio. También incidieron negativamente la producción de pasta de celulosa y la fabricación de vehículos automotores, mientras que la industria frigorífica y la láctea mostraron desempeños positivos.
Crecimiento 2025 cerca de 2% y sin recesión técnica
De cara al cierre del año, Lema estimó que el crecimiento promedio de 2025 se ubicaría en torno a 2%, por debajo del 2,6% proyectado por el gobierno en el proyecto de Ley de Presupuesto. No obstante, descartó un escenario de recesión técnica.
“Si bien el PIB desestacionalizado cayó en el tercer trimestre, es poco probable que se configuren dos trimestres consecutivos de contracción. En el cuarto trimestre es muy probable que se observe una leve recuperación”, sostuvo.
En ese contexto, el balance macroeconómico muestra una economía que aún crece, pero con menor impulso, y que enfrenta el desafío de sostener la actividad en un entorno de desaceleración industrial y menor inversión.
