La devaluación instrumentada por el gobierno argentino el mes pasado permitió mejorar de manera significativa la competitividad de los sectores exportadores. Sin embargo, esa medida tiene fecha de vencimiento.

“La devaluación promovió un tipo de cambio muy competitivo, pero se está desdibujando progresivamente por efecto de la inflación”, indicó Santiago Giraud, economista de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA, en un artículo publicado en Contenidos CREA. “En dos o tres meses, con la actual tendencia, el tipo de cambio real regresaría a los niveles previos a la devaluación”, añadió.

En tal escenario, no puede descartarse que, cuando la inflación termine de erosionar la competitividad del tipo de cambio, se instrumente una nueva corrección cambiaria. “La gran pregunta por responder es si tal corrección llegará antes o después del comienzo de la cosecha de granos gruesos”, apuntó Santiago.

El economista explicó que las medidas implementadas por el ministro Luis Caputo no representan un programa económico, sino un plan de estabilización orientado a ordenar variables clave luego de heredar una situación crítica generada en el gobierno anterior. Buena parte de dicho plan consiste en ir reduciendo los denominados pasivos remunerados.

“Esa enorme masa de deuda pesificada la actual administración la está licuando por medio de una fuerte baja de la tasa de interés real”, explicó.

Una de las consecuencias inevitables del plan de estabilización es una profundización de la caída del salario real –medido en base a los ingresos de los trabajadores registrados–, lo que implica que las actividades que dependen mayormente del consumo interno enfrentan un panorama complejo.

“El consumo interno ya no puede convalidar cualquier precio y eso se refleja, por ejemplo, en la evolución reciente de los precios de la hacienda y de la carne vacuna”, remarcó.

Otro factor clave del plan de estabilización consiste en una recuperación de las reservas internacionales del Banco Central (BCRA), las cuales vienen subiendo de manera muy tímida.

“Parte de esa suba se explica porque aún no se regularizó de manera completa el problema de las importaciones; recién en las últimas jornadas comienza a observarse la liberación de divisas para poder gestionar compras en el exterior, algo que resulta fundamental para poder reducir los costos en el sector agropecuario en lo que respecta a insumos dolarizados”, señaló Santiago.

El ingreso de divisas debería comenzar a recuperarse a partir del segundo trimestre del año con el inicio de la cosecha de soja de primera y maíz temprano, aunque la dinámica comercial de ambos productos dependerá de las condiciones macroeconómicas y comerciales presentes en ese momento del año. Fuente: Valor Soja