Si bien han sidos meses muy movidos para los precios de las principales materias primas provenientes de la producción agropecuaria, el sector forestal no puede mirarse con la misma lógica aplicada a los demás sectores.
La comercialización de la celulosa, principal producto de las industrias forestales ubicadas en este país, suele hacerse bajo un régimen de contrato. A grandes rasgos este hecho tiene como principal consecuencia un desprendimiento del precio obtenido por los productores o dueños de los bosques del valor internacional del commodity.
Pero, la suba de la celulosa no es lo único que se debe tener en cuenta. El escenario para el agro en general se ha visto modificado, positivamente, y esto genera una mayor predisposición para realizar inversiones o comercializar activos.
Esto último está sucediendo en el caso de los productores que tienen dentro de su cartera, la producción forestal. La avidez por comercializar bosques se ha incrementado, asi como la avidez por tierra, que ha generado una suba de valores que no se vio respaldada por las operaciones concretadas.
El mercado está “caliente” y con grandes expectativas, pero todavía no se traduce a hechos concretos. Lo que sí es de destacar es el papel que han tenido el resto de los productos madereros en las exportaciones (madera aserrada, rollizos de pino y eucalyptus, chips, entre otros), productos que sufrieron un golpe muy duro en la pandemia pero que han acompañado el efecto rebote y en algunos casos han logrado reubicarse en niveles pre pandemia.