En 2017 cuando se dio el boom de la exportación de rollizos de pino, siendo China el principal destino, muchos problemas quedaron en segundo plano. La falta de eficiencia en el transporte, la falta de inversión en la industria del aserrado y los problemas estructurales, entre otros, fueron cediendo pasó al asombro por el creciente flujo comercial hacía el país asiático.
Pero, no todo lo que brilla es oro. Las exportaciones de rollizos de pino hacían China sufrieron un sacudón muy grande en 2019, con volúmenes exportados decrecientes y un párate total en el mes de setiembre. Mientras que en los primeros 9 meses de 2018 se exportaron más de 1.5 M m³ de rollizos de pino, en el mismo período de este año las exportaciones acumularon un total de 1.1 M m³, registrando una caída del 30% interanual.
Consultado por Panorama Forestal, Pablo Santini presidente de la Asociación de Empresas Contratistas Forestales del Uruguay (ASECFUR), dijo que esta caída en las exportaciones afecta más de 400 puestos de trabajo, la mayoría en el sector de transporte.
Por su parte, Raúl Arocena, quien fuese presidente de la ASCEFUR, dijo que ve “con bueno ojos” la posibilidad de que este flujo comercial repunte, pero mencionó que “antes de diciembre será difícil que se generen nuevos negocios” ya que Nueva Zelanda, uno de los principales competidores por este mercado, se encuentra exportando a precios menores, acaparando la escaza demanda del gigante asiático.
El mismo, se refirió a la exportación de la materia prima y aclaró: “Quisiera que no se exportaran árboles que estuvieron creciendo durante más de 30 años en Uruguay, sin lograr un mayor agregado de valor”, haciendo referencia a la falta de inversión en nuevas industrias aserradoras y en ingeniería de la madera.
Igualmente valoró los aspectos positivos de este tipo de negocios, permitiendo licuar costos estructurales y generando demanda de obra, que por más que sea coyuntural, siempre es bienvenida