Su posicionamiento geográfico y las buenas relaciones comerciales que mantiene con sus socios han favorecido la expansión de las exportaciones forestales neozelandesas de forma llamativa. Para este año se prevé un aumento de 8%, impulsadas por una demanda muy firme desde China por rollizos de pino y por una demanda de madera aserrada desde Estados Unidos igualmente firme.
El año 2020 fue el primero en que las exportaciones forestales de Nueva Zelanda registraron una caída luego de un continuo crecimiento desde 2015. Obviamente, las razones de esta caída fueron la disrupción que generó la pandemia de Covid-19 en la logística de los países y en el comercio.
Si bien no se prevé que las exportaciones lleguen a los mismos niveles que en 2019 (año récord) se espera una recuperación rápida con China como principal motor de la misma.
Si bien los valores comerciales de los productos tienen un poco de menor claridad en el futuro cercano, se espera una disminución ya que los países europeos continúan inundando el mercado con madera barata como consecuencia de la enormidad de oferta de madera arrasada por el escarabajo de la corteza.