El mercado de la madera en China es uno de los más grandes a nivel mundial, importante para muchos de los países productores que dirigen su producción a los puertos que, hoy en día, se encuentran altamente congestionados.
China, que dirige la mayoría de la madera importada para la producción de tablas para la construcción, pallets y más, se posicionó como un gigante de la industria, basando su esquema de producción en la importación de la materia prima, esquema en el que Uruguay tiene un rol.
Como puede ser conocido para el lector, Nueva Zelanda es el principal proveedor de madera de coníferas hacia China, por un amplio margen; el segundo puesto lo lleva Europa central, quien, gracias a la incidencia del escarabajo de la corteza, ha generado un sobrante de madera sin precedente que exportó a precios moderados, principalmente, a China; luego se ubica Australia, quien hoy en día, y aparentemente por un tiempo más, tiene un veto sobre las exportaciones al país asiático. En cuarto lugar se encuentra Estados Unidos, quien además de los problemas logísticos, está registrando incidencia de plagas, lo cual dificulta el abastecimiento fluido de madera.
Luego vienen jugadores que juegan un rol importante, pero que no tienen el peso de los anteriores, caso de Uruguay, Brasil, entre otros.
¿Cuál es el problema para el mediano plazo y las importaciones de China?
Nueva Zelanda, principal abastecedor, está llegando a su tope de cosecha anual. En estos meses debería lograr el pico máximo para luego tener varios años en los que la oferta de madera será sustancialmente menor. Algunos analistas sitúan este déficit en cinco años y otros dan un escenario de escases por 10 años. Por lo tanto, es esperable que la creciente demanda de China no se vea satisfecha con madera proveniente de territorio maorí.
Por su parte, Europa Central, quien estaba registrando un exceso de producción provocado por la incidencia de plagas, ha comenzado a levantar la demanda interna y, paralelamente, ha disminuido la incidencia de insectos, lo cual ha regulado la oferta de madera excedente.
Australia sigue sin ser una opción viable para China y Estados Unidos debe solucionar tanto problemas de abastecimiento interno como logísticos y la incidencia de enfermedades.
En este escenario, y teniendo presente que la demanda asiática puede ser catalogada —por lo menos— como sostenida, es evidente que el abastecimiento va a ser una situación que resolver. Para los países sudamericanos, principalmente Uruguay, Brasil y Argentina, este escenario se presenta como una oportunidad muy interesante, ya que el volumen que quedará vacante puede ser llenado, en parte, por pino proveniente de estas latitudes. Argentina dispone de un volumen potencial muy interesante y es un país que ha empezado a concretar un mayor número de negocios en los últimos tiempos. Por su parte Brasil, caracterizado por su consumo interno, ha encontrado buenos precios y está destinando parte de la producción al gigante asiático. Por último, Uruguay tendrá el desafío de aumentar la producción de rollizos de manera de captar esta demanda china que quedaría insatisfecha.
De concretarse este escenario, es factible que los precios sean presionados al alza, lo cual seria aun más beneficioso para los paises que puedan aumentar el volumen de envios.