A partir del conflicto bélico en el este europeo los precios del producto aumentaron sustancialmente para alcanzar valores historicos, luego de un 2021 con valores inestables

Un año atrás, en julio de 2021, uno de los principales commodities producidos por industrias ubicadas en Zonas Francas uruguayas, la celulosa, estaba llegando a una cotización mínima para la serie anual, luego de haber transcurrido dos trimestres con crecimientos pronunciados y marcar crecimientos de hasta 55% en el periodo abril – junio 2021.

Los impactos de la crisis logística desatada por las consecuencias de la pandemia del Covid-19, el atasco en puertos y la escasez de contenedores y barcos fueron los principales factores que determinaron los pisos de precios el año pasado

Para el segundo semestre de 2021 la conducta de los mercados no varió en términos de precios ya que la expectativa de una mayor presión alcista al dejar atrás la época de menor consumo estacional (meses de mayores temperaturas en el hemisferio norte) no se dio y los precios continuaron en franco descenso hasta casi finalizado el año. En la segunda mitad del año pasado la inestabilidad de la industria china generó mucha incertidumbre en el mercado y una demanda que no se terminaba de afirmar, una economía que no terminaba de despegar y, por lo tanto, los productores de celulosa no encontraban colocación firme, con valores de reventa por debajo de lo esperado y precios de los productos finales inestables. Finalizado el año 2021 la celulosa de fibra corta cotizaba a US$/t 566 en China y US$/t 1140 en puertos europeos, mientras que la de fibra larga cotizó a US$/t 745 y US$/t 1.260, respectivamente.

La situación del mercado para ese entonces era de un aumento de stocks por parte de los grandes compradores en China y una oferta disminuida, principalmente atribuida a problemas logísticos en los envíos y en las descargas. Esto presionó al alza los precios domésticos y los ubicó US$/t 80 a 100 por encima de los precios de importación.

Durante enero del corriente año el comportamiento fue creciente, pero con cierta calma. La situación continuaba siendo de inestabilidad y los principales jugadores del mercado no se animaban a realizar movidas considerables. En febrero el mercado cambió totalmente la tónica y comenzó a recorrer un crecimiento agresivo, con una escalada de precios que se sigue desarrollando hasta hoy. Los indicios de un conflicto bélico, que luego se hizo realidad, dispararon los precios de la amplia mayoría de las materias primas y la celulosa no fue ajena a esa recuperación. Para marzo del corriente año los precios de reventa de la celulosa, en los distintos mercados, estaban considerablemente por encima de aquellos de importación y esto generó un empuje “down stream”, provocando a los principales productores de celulosa a nivel mundial y generando un aumento homogéneo del precio del producto en los distintos mercados, tanto para el caso de celulosa de fibra corta como fibra larga. Habiendo finalizado el primer semestre se registraron crecimientos en los precios de hasta 45% lo cual marca la boracidad sufrida por el mercado.

¿Qué se puede esperar para los próximos meses?

Si bien las alzas de precios que se han registrado, tanto en el viejo continente como en China, parecerían ser indicadores de fortaleza, las expectativas son de un mercado estable para este trimestre, porque China está teniendo una reactivación lenta y la desaceleración económica no deja de ser una amenaza. Además, el dólar estadounidense está teniendo una gran fortaleza, lo que tiende a debilitar los precios de las materias primas que en el mercado internacional se comercian en esta moneda.

Además, los márgenes de los productores de cartón, papel, tissue y otros derivados de la celulosa están acortándose mucho y esto tiene mucha fuerza sobre el precio de la materia prima. A su vez, a partir de mediados de julio o en agosto se entra en una época de baja demanda estacional.

Mirando el mercado interno en el mediano y largo plazo, se debe estar atento a cómo responde el mercado al agregado de producto por parte de la segunda planta de UPM, y por la puesta en funcionamiento del proyecto MAPA, de la chilena Arauco. Recientemente, esta última también anunció un acuerdo con el gobierno de Mato Grosso do Sul para la construcción de una nueva planta de celulosa en Brasil.