Hace unos días se conoció la transacción comercial mediante la cual la empresa administradora de fondos, Agroempresa Forestal, vendió 210.000 toneladas de bonos de carbono a dos empresas, una europea y una asiática, que se dedican al armado de planes de mitigación para empresas multinacionales.

¿Qué son los bonos de carbono ?

Los bonos de carbono son la materialización de una actividad fisiológica, la fijación de CO2 producto de la fotosíntesis. Esto no es exclusivo de los árboles, sino que otras especies vegetales también lo realizan.

A raíz del protocolo de Kyoto, donde se tomó noción del cambio climático y las consecuencias que este podía tener en caso de que no se tomaran medidas para atacarlo, se propusieron tres vías distintas para atender el problema. Una de ellas consistió en convertir el dióxido de carbono en un bien canjeable, generando un estímulo económico para la actividad industrial, buscando promover un mayor cuidado del ambiente a través de un beneficio económico para la misma industria.

Al comienzo, estos bonos se regulaban por las Naciones Unidas, pero fueron evolucionando hasta lo que hoy en día se consideran mercados voluntarios. Estos mercados voluntarios funcionan con certificadoras internacionales que proveen una mayor certeza y confianza a la hora de las transacciones.

Se estima que una hectárea de eucaliptus o pino (géneros de importancia comercial en Uruguay) fijan 5 toneladas de carbono por año en promedio. Lo interesante es que no solo los bosques son fijadores de carbono, sino que un productor agrícola, que utiliza siembra directa en vez de una siembra convencional, también podría considerarse un fijador de carbono y el día de mañana agregarle valor a su producción con una etiqueta “carbono neutro”.

El valor de un bono de carbono es muy variable; de acuerdo con información a la que accedió Panorama Forestal, la transacción realizada por Agroempresa Forestal se situó por debajo de los US$/bono 4.

Por lo tanto, los bonos de carbono son la manera de comercializar la fijación de CO2. Algunos países, como Nueva Zelanda, han decidido generar un balance neutro de su industria, generando un mercado interno para los bonos antes mencionados. Uruguay todavía no ha marcado un rumbo claro sobre esto.