Hasta mediados de agosto, la preocupante situación de la economía china golpeaba a la mayoría de los productos para los que es un importador relevante, pero la carne vacuna iba por otros carriles y mostraba una demanda firme.

Pero en las dos últimas semanas los importadores del gigante asiático comenzaron a presionar a la baja los precios de importación, reportándose correcciones del entorno de los US$/t 200-300 para una variada gama de cortes.

China ha mostrado en los últimos años un apetito especial por la carne vacuna. Tras la epidemia de la peste porcina africana, a partir de 2019, exacerbó la tendencia de aumento de las importaciones que ya se venía dando desde hacía algunos años. Y da la sensación de que, a falta de cerdo —la principal proteína animal consumida en China— elevaron el consumo de carne vacuna, les gustó y la adoptaron.

Sin embargo, esto no significa que quede inmune a los avatares de la economía y parece que, finalmente, está habiendo un impacto de la desaceleración económica sobre la demanda de importación de carne vacuna.

En los últimos días resurgieron las cuarentenas por infecciones de Covid-19. Por cinco días, y hasta el próximo domingo, está cuarentenada la ciudad-puerto de Dalian, de 7,5 millones de habitantes. La posibilidad de que esto pueda significar que persistan las cuarentenas en grandes ciudades durante los próximos meses seguramente llevan a una actitud más cautelosa de parte de los importadores.

A su vez, la moneda china, el yuan, se devaluó 2,5% en el último mes. Por más que no se trata de una variación significativa, en China son muy sensibles a alteraciones cambiarias, por lo que también hubo un impacto sobre la demanda.

Por otra parte, con el aumento en los precios del cerdo en las últimas semanas el gobierno anunció que pondrá a la venta stocks de este producto, lo que elevará la disponibilidad de proteína animal.

A todo esto se suma que las importaciones chinas de carne vacuna han sido muy abultadas en los últimos meses. Solamente en julio ingresaron 270 mil toneladas, un volumen récord vinculado con exportaciones sumamente abultadas desde Brasil y, en segundo lugar, desde Argentina.

La situación ensombrece el panorama de cara al momento del año que suele ser el de mayor demanda china, que es entre agosto y mediados de noviembre. En principio, no se prevé un desbarranque muy pronunciado, pero habrá que seguir con atención qué pasa con el Covid-19 en ese país y cómo sigue evolucionando su economía.