De acuerdo con el reporte de la oficina del USDA en Buenos Aires, la faena de vacunos y la producción de carne vacuna en Argentina caerán en 2023, luego de tres años de condiciones climáticas secas “que han desafiado a la industria ganadera argentina”.

“Si las condiciones climáticas comienzan a normalizarse en marzo y abril con el final del patrón climático de La Niña, las mejoras en las condiciones de los pastos podrían permitir a los productores retener más ganado, lo que podría conducir a precios más altos”. Una menor producción de carne reduciría tanto el consumo doméstico como las exportaciones en relación con 2022, en proporciones similares, proyectó el informe.

En trabajo estima que las exportaciones de carne vacuna para 2023 serán de 780.000 toneladas equivalente con hueso (tec), una cifra marginalmente más alta que la oficial del USDA, pero 45.000 tec inferior a la de 2022. Se espera que China siga siendo el principal destino de la carne bovina argentina, representando aproximadamente el 75% del total.

En cuanto a la faena y la producción de carne en 2023, el informe mantiene prácticamente las mismas cifras que la oficina central del USDA, en 13 millones de cabezas y 3 millones de tec, respectivamente. “La faena en las primeras semanas de 2023 fue alta, impulsada por las ventas del productor por las malas condiciones de los pastos y los altos costos debido a la sequía”, condiciones que se dieron en la mayoría de las áreas ganaderas del país. Esto se mantuvo en los últimos dos años, lo que provocó escasez de forraje y mayores costos de alimentación. “Como resultado, los productores se han visto obligados a vender una mayor proporción de su rodeo y animales a una edad más temprana de la que habrían elegido si hubiera suministros más abundantes de alimento”.

Respecto del consumo interno, lo pronosticó en 2,22 millones de tec, al igual que el USDA oficial. Estimó el consumo de per cápita en 48 kilogramos.

“La alta inflación en la economía argentina (alrededor de 100% anual) ha desafiado los presupuestos familiares. Para economizar, los consumidores argentinos han estado comprando cantidades más pequeñas de carne vacuna y generalmente están cambiando a alimentos menos costosos de todos los tipos. Los carniceros y empacadores de carne indican que la demanda es débil”.