El precio internacional de la carne vacuna alcanzó niveles récord en 2021. El valor medio FOB de los países de Oceanía, el Mercosur y Estados Unidos —los grandes proveedores del mercado internacional— superó por primera vez los US$/t 7.000 en octubre de 2021, con una suba anual de más de US$/t 1.800 (36%).

Para 2022 las expectativas son de una demanda que siga firme, impulsada —como fue la norma en estos últimos años— por China. Pero hay otras regiones que todo indica competirán con los importadores chinos por un producto que volverá a ser escaso y que, por lo tanto, mantendrá cotizaciones relativamente elevada.

La principal explicación de las altas cotizaciones en este último tramo del año es la muy intensa demanda desde China. Durante varias semanas de este último trimestre de 2021 este país asiático fue incluso el principal destino para los exportadores estadounidenses, algo muy difícil de imaginar tan solo unos pocos meses atrás. Claro que la suspensión de las importaciones desde Brasil, su principal proveedor, tienen que ver con este hecho, pero más allá de ello, los importadores de China deben pagar precios mayores que los de Japón y Corea del Sur —los otros grandes mercados para el producto estadounidense— para captar más volumen.

Es interesante la observación del Rabobank al analizar el mercado internacional y la demanda china. Esta institución financiera pronosticó que el año que viene será mayor la demanda de China por cortes Premium, por lo que observa un panorama promisorio en la colocación de carne de alta calidad en este destino. Viene como anillo al dedo para colocar la producción de carne de animales terminados en corrales de engorde que verán caer sus posibilidades de colocación dentro de la cuota 481 de Europa.

El segundo principal destino para la carne vacuna uruguaya es Estados Unidos y todas las proyecciones indican que, ciclo ganadero mediante, la oferta interna de animales para faena se contraerá y los precios subirán. La prestigiosa consultora Steiner pronostica que el precio del 90 CL —carne magra, el principal producto de importación de EEUU— crecerá en promedio alrededor de 12-15% en 2022 a un entorno de US$ 6.500-6.700 por tonelada. De hecho, esas referencias de precios ya se alcanzaron en estos últimos días en las exportaciones desde Australia, según un artículo publicado ayer por Beefcentral.com.

Este encarecimiento de Estados Unidos debido a una menor oferta interna lo posiciona como un destino atractivo para los exportadores del Mercosur el año próximo. Porque, además, por más que la oferta australiana aumentará, seguirá siendo relativamente exigua.

Con quien no se puede ser demasiado optimista es con Europa. Su propensión a proteger sus ineficiencias productivas la hará seguir cerrándose y elevando barreras a la importación. Europa no quiere que ingresen alimentos que se producen de forma más eficiente en otras partes del mundo. Con el pretexto del cuidado del medio ambiente, seguirá subsidiando las ineficiencias propias e intentará hacer cada vez más difícil la llegada de productos importados, fundamentalmente en el caso de los derivados de los vacunos que, lobby mediante, tienen tan mala prensa en el viejo continente.

En América del Sur el principal importador es Chile. El resultado del próximo balotaje entre el candidato de extrema derecha y el de extrema izquierda genera incertidumbre. Más allá de ello, las expectativas son de volúmenes de importación en niveles similares a los de este año, unas 380 mil toneladas equivalente carcasa, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

A su vez, Rusia demostró interés en volúmenes de importación crecientes de carne vacuna, al anunciar una cuota adicional de 200 mil toneladas libres de arancel para 2022. Esto podría elevar los volúmenes colocados en este destino que, no muchos años atrás, supo ser el principal importador de carne vacuna uruguaya.

Por último, la región del Medio Oriente y el norte de África (MENA) no es un gran destino para el producto uruguayo, pero es un jugador importante en el mercado internacional. Su demanda es muy dependiente del precio del petróleo, por lo que las expectativas son auspiciosas, respaldadas justamente en las proyecciones alcistas para el precio del crudo, que mejoran el poder adquisitivo de la población.

En síntesis, la situación aparece como promisoria en cuanto a que será otro buen año para los exportadores de carne vacuna, siempre y cuando los imponderables —que últimamente están tan de moda— no generen distorsiones severas.