La faena anual de vacas tocó piso en los 12 meses a junio de 2023 y a partir de entonces muestra un rápido aumento que, teniendo en cuenta la drástica caída en los precios sectoriales, podría ser el inicio de un proceso de desinversión sectorial y el pasaje a una liquidación de existencias.
La faena de vacas alcanzó un máximo histórico de más de 1 millón de cabezas en el ejercicio 2021/22. Esta elevada matanza de vientres fue consecuencia de los claros incentivos de la industria para hacerse de materia prima, pagando los precios más altos de la historia. A partir del segundo semestre del año pasado el viento cambió y la demanda de la industria frigorífica se contrajo, con lo que la faena anual de vacas alcanzó un piso de 720 mil cabezas en el ejercicio siguiente, 2022/23. A partir de entonces la tendencia volvió a revertirse y en los 12 meses a setiembre se habrán faenado unas 785 mil vacas.
El crecimiento de los últimos tres meses se debe fundamentalmente a la mayor cantidad de vientres que falló en el pasado entore y que los criadores enviaron a las invernadas. De por sí, este hecho no debería encender ninguna señal de alarma, pero si se combina con el drástico descenso en los precios sectoriales, que ahora alcanza a los terneros, podría ser el comienzo de una fase de liquidación de existencias que termine reduciendo el stock ganadero. Los novillos a faena a US$ 2,90 el kilo carcasa y los terneros poco por encima de los US$ 2 el kilo en pie no estimulan a un proceso de inversión en el sector.
En los últimos 20 años el rodeo vacuno uruguayo osciló en una estrecha banda entre 11,09 millones y 12,05 millones de cabezas. Es un hecho que en el ejercicio 2023/24 el rodeo descenderá de los 11,69 millones en que terminó el anterior, dado que la generación de terneros 2023 se verá resentida por el impacto de la sequía sobre la preñez. Si a esos alrededor de 400 mil terneros menos se le agrega una liquidación de vientres, se puede correr el riesgo de caer por debajo del piso de los 11 millones de cabezas, con lo que eso depararía para la oferta futura.
En este contexto, es más esencial que nunca que todas las puertas estén abiertas para la fluida colocación de los productos ganaderos en el mercado internacional, tanto animales en pie como carne, para intentar captar los mejores precios posibles y mantener la inversión en niveles no tan alejados del de los últimos años, que fue lo que permitió un excepcional desarrollo de la ganadería en el país.