Un estudio realizado entre 2022 y 2023 por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en la Central de Pruebas de Kiyú reveló que los novillos más eficientes en la conversión de alimento generan menores emisiones de metano absoluto y por kilogramo de peso vivo. Esta información, que se obtuvo mediante la medición del consumo alimenticio y las emisiones de metano de novillos Hereford, subraya la importancia de mejorar la eficiencia en la ganadería para mitigar su impacto ambiental, sin afectar la productividad.
Los resultados mostraron que los animales clasificados como de alta eficiencia, es decir, aquellos cuyo consumo real fue menor al estimado según su peso y crecimiento, emitieron un 19% menos de metano que sus contrapartes de menor eficiencia. Esto se debe a que su menor consumo de alimento reduce la fermentación en el rumen, proceso responsable de las emisiones entéricas de este gas de efecto invernadero.
El metano (CH4), aunque tiene una vida media más corta que el dióxido de carbono, es 21 veces más potente en su capacidad de calentamiento global, lo que lo convierte en un objetivo prioritario para la mitigación climática. Las emisiones de CH4 en el ganado provienen principalmente de la fermentación del alimento en el rumen y se liberan a través de eructos. Este proceso puede ser influido por factores como la dieta y la genética de los animales, siendo la eficiencia de conversión un factor determinante para minimizar su impacto ambiental.
La investigación también destacó que los animales eficientes no solo emiten menos metano, sino que lo hacen con una menor intensidad por unidad de peso vivo, una métrica clave para evaluar la sostenibilidad de la producción ganadera. Además, esta mejora en la eficiencia permite a los productores reducir los costos alimenticios, demostrando que la sostenibilidad ambiental y la rentabilidad pueden ir de la mano.
La dieta, el factor clave
Los resultados, basados en pruebas con novillos Hereford alimentados con silo de sorgo o maíz, revelaron que las dietas más digestibles incrementan tanto el consumo como las emisiones, confirmando la relación entre mayor fermentación y mayores emisiones de este gas de efecto invernadero.
En 2023, los novillos alimentados con silo de maíz mostraron un aumento en el consumo, lo que también derivó en una mayor ganancia de peso y deposición de grasa subcutánea. Sin embargo, este incremento en el consumo conllevó un aumento de las emisiones absolutas de metano, un efecto atribuido a la mayor digestibilidad del maíz en comparación con el sorgo, utilizado en 2022. Esta diferencia subraya cómo la composición de la dieta puede influir significativamente en la dinámica de las emisiones entéricas.
El metano, generado durante la fermentación ruminal del alimento, es liberado en su mayoría a través de las exhalaciones del animal. Los datos del estudio reflejan que la correlación entre consumo y emisiones fue de 0,45, lo que respalda la hipótesis de que un mayor consumo alimenticio incrementa la actividad de la microbiota ruminal, aumentando las emisiones de CH4.
A pesar del aumento de emisiones en dietas más digestibles, estas también mejoran el desempeño productivo de los animales, lo que plantea un desafío para equilibrar la sostenibilidad ambiental y la eficiencia económica. En este sentido, estrategias como la combinación de dietas más digestibles con la selección de animales eficientes en la conversión de alimento podrían ofrecer una solución.
El estudio también destacó que la relación entre la calidad de la dieta y las emisiones no solo depende del consumo total, sino de métricas como el rendimiento de metano (emisiones por kilogramo de alimento consumido) y la intensidad de emisiones (emisiones por kilogramo de peso vivo). En ambos casos, los animales eficientes presentan una mejor performance, lo que refuerza la importancia de adoptar enfoques integrales que consideren tanto la dieta como la genética para reducir el impacto ambiental de la ganadería.