Por Alejandra Groba

Ayer, una semana después de lo previsto y en el último día de cuatro feriados consecutivos, el Gobierno anunció la flexibilización de la exportación de vacas de las categorías D y E, que terminaron su ciclo productivo, por medio de la Resolución 219/2021. La cadena venía reclamando desde hace meses por la eximición de estos animales de la restricción que redujo las exportaciones al 50% del año pasado, ya que su carne es muy poco apreciada en el mercado local, mientras que China la paga a buenos valores. 

La flexibilización se dará por medio de cupos mensuales asignados a frigoríficos habilitados para China, a razón de 100 toneladas por planta de faena y 50 por planta de desposte y envasado, no acumulables. Las plantas habilitadas para ese mercado serían unas 40 con faena y otras 10 con desposte, lo que daría un envío mensual extra de cerca de 5.000 toneladas mensuales, dicen algunos analistas, aunque aclaran que todavía quedan varios cabos sueltos. 

La norma no contempla los animales faenados antes de la normativa (es decir, no sirve para lo ya acumulado en las cámaras frigoríficas), algo que pedían los productores, de modo que la mayor demanda de los frigoríficos se trasladará a la demanda por estas vacas, que para el Ministerio son 140.000, aunque nadie tiene muy claro cómo se llega a esa estimación. 

La liberación de la “vaca China” del límite de 50% venía siendo reclamada por las entidades de productores agropecuarios al anterior ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, sin éxito. Su sucesor, Julián Domínguez, nombrado tras la derrota del partido gobernante en las primarias para legisladores, también recuperó para esta cartera la facultad de distribuir los cupos exportables, que hasta ahora se compartía con el Ministerio de Desarrollo Productivo. Su titular, Paula Español, fue desplazada de ese puesto el viernes pasado, aparentemente por su falta de resultados no solo con la carne sino con los precios de los alimentos en general.