El drástico descenso de la faena y la expectativa de que la parición de la pasada primavera haya sido buena cambian de forma drástica la evolución del stock de vacunos en el presente ejercicio 2022/23. Luego del descenso del pasado, las proyecciones iniciales son de una recuperación del rodeo que sería del orden de los 200 mil animales.
En 2021/22, gracias al récord de más de 2,7 millones de animales faenados, el rodeo bajó en unas 373 mil cabezas a 11,54 millones. Fue una baja por razones positivas, ya que se debió a un inusitado nivel de extracción y no a un descenso en la cantidad de animales que ingresan al sistema.
La situación del mercado cambió drásticamente a partir del comienzo del ejercicio 2022/23 con un fuerte descenso de la faena. Ya con dos tercios del año agrícola transcurrido, todo indica que al cierre de este se ubicará en el entorno de 2,2 millones de cabezas, un imponente descenso de 500 mil cabezas entre un año y el siguiente.
Además, las expectativas son de una buena parición la pasada primavera. El dato del Taller de Preñez del INIA del año pasado fue de una tasa de 80%, en los máximos desde que se realiza esta actividad. Por más que entre preñez y destete este año la reducción pueda ser algo mayor que lo usual, de todas maneras, los terneros que se contabilizarán al cierre del ejercicio seguramente serán más de 2,8 millones.
Más allá de la expectativa de un aumento de la mortandad como consecuencia de la tremenda sequía que azota al sector este verano, las condiciones están dadas como para que el rodeo vacuno crezca a unos 11,7-11,8 millones de cabezas, unos 200 mil más que el año pasado.
Pero difícilmente esto se transforme en una tendencia. La parición de la primavera 2023 —los terneros a ser contabilizados a mediados de 2024— sufrirá un considerable descenso como consecuencia de la sequía. No sería de extrañar que los animales destetados caigan al entorno de los 2,6 millones de cabezas. Por lo tanto, será muy difícil que se sostenga la tendencia creciente del rodeo, dado que en principio la expectativa es que la demanda internacional mejore y, por lo tanto, la faena no vuelva a caer.