“No es de esperar buenos resultados (de preñez) este año”, sostuvo a Tardáguila Agromercados el médico veterinario Álvaro de Oliveira Madeira, quien trabaja fundamentalmente en predios del departamento de Artigas y norte de Salto. La situación de sequía es acuciante en muchos predios, con vacas con cría en anestro, por lo que lo lógico es esperar resultados de tactos y ecografías inferiores a los del año pasado.
Juan Andrés García Pintos, médico veterinario que trabaja en varias regiones del país, confirmó que, aunque la situación “no es crítica”, las vacas que no parieron temprano están en “situación comprometida”. Por lo tanto, todo indica que habrá un impacto de la sequía en este entore, a no ser que —como el año pasado— la cosa cambie radicalmente a partir de mediados de enero.
De acuerdo con el Taller de Gestación de INIA del año pasado, había un porcentaje relativamente alto de vacas preñadas. Esto tiende a complicar el porcentaje de preñez del entore en curso aún más, dado que se supone hay una proporción más alta de vacas criando terneros, a las que se les hace más difícil quedar preñadas nuevamente.
Todo indica que la parición de 2022 fue muy buena. Teniendo en cuenta las vacas que componían el rodeo de cría el año pasado y una tasa de destete más elevada que el promedio (se podría llegar a 70%), se estarían contabilizando al 30 de junio próximos unos 2,95 millones de terneros. Por lo tanto, será una generación relativamente numerosa.
El problema va a ser la generación 2023, la que nacerá en la próxima primavera y se contabilizará a mediados de 2024. La cantidad de vacas en el rodeo de cría, luego de caer en 100 mil cabezas en el ejercicio 2021/22, seguramente detendrá la tendencia, pero tampoco se supone que crezca. A eso se agrega el mencionado impacto negativo de la sequía en la condición de esos vientres. Como si fuera poco, el incentivo por el lado de los precios de los terneros es mucho menor que el año pasado, lo que reducirá la inversión de los criadores en lograr más animales. Por lo tanto, es más que probable que la tasa de destete sufra una contracción de relativa importancia.
Con un porcentaje de destete de 65% (5% menos que el proyectado para 2023 y un punto porcentual por debajo del promedio de los 10 últimos años) y con una cantidad de vacas de cría similar a la del año pasado, a mediados de 2024 se estarían contabilizando unos 2,75 millones de terneros, la menor cantidad en siete años. Son 200 mil cabezas menos que se harán sentir a lo largo de toda la cadena y, fundamentalmente, en la producción e ingreso de divisas en 2025/26.
Queda mucho camino por recorrer, pero el partido se está jugando en estos momentos y las cosas se están poniendo cuesta arriba.