Los precios de los vacunos a faena están subiendo en la mayoría de las principales plazas ganaderas exportadoras, incluyendo Uruguay.
Más allá de que cada país o región tiene sus particularidades, la tendencia global parece clara en estos momentos y, si se mantienen las actuales condiciones, no habría mayores riesgos de que cambie.
El segundo semestre de 2020 ya había sido de precios en alza, dejando atrás lo peor de la crisis de la pandemia en el sector. Promediando mayo el promedio del novillo gordo en los países del Mercosur (el Índice Faxcarne del Novillo Mercosur) se ubicaba en US$ 2,30 el kilo carcasa, cerró el año a US$ 3,20 y esta semana alcanzó los US$ 3,49 el kilo carcasa, una valorización de más de 50% desde el piso de mayo y de 9% desde fin de año. Es el valor más alto desde principios de febrero de 2015, seis años atrás.
En los cuatro países de la región el saldo de enero fue positivo. Donde más subió fue en Paraguay —que ostenta el precio más bajo del Mercosur—, 17%, en tanto que donde menos subió fue en Argentina, donde la disparada de precios había comenzado varias semanas antes.
En Uruguay el novillo especial cerró 2020 a US$ 3,20 el kilo y esta semana se arrima a los US$ 3,30.
En Brasil, principal exportador mundial, los precios alcanzaron niveles récord de más de R$/@ 300 (arriba de US$ 3,70) en el estado de Sao Paulo, en tanto que el valor medio de las principales plazas ganaderas del país es de US$ 3,58 por kilo carcasa.
A su vez Australia, el segundo principal exportador mundial, está con una disparada de precios más acentuada aún. El novillo pasó la barrera de los US$ 6 el kilo carcasa, exacerbando la tendencia alcista en estas primeras semanas de 2021.
Como si esto fuera poco, otro gran jugador global como Estados Unidos también está con precios en alza, aunque con un contexto de mayor estabilidad. En lo que va de 2021 el precio de venta de los feedlots estadounidenses aumentó 3% a US$ 3,91 el kilo carcasa.
Hay varios factores que ayudan a explicar esta tendencia. Primero que nada, la suba abarca a buena parte de las materias primas, ya sea minerales como de origen agropecuario. Se está en un nuevo ciclo de alzas para los commodities, con subas en los granos, la leche, la lana y también la carne, tanto vacuna como ovina. La materia prima más trascendente, el petróleo, se encamina a los US$ 60 por el barril Brent, casi triplicando el valor de fines de marzo del año pasado. El dólar está debilitado, con la principal potencia del mundo que aprobó un gasto de 3 billones de dólares para sacar al país de la crisis de la pandemia. Es obvio que esto impacta en su valor.
En cuanto a la demanda, China sigue demostrando ser la primera de las principales economías del mundo en acelerar su crecimiento económico post pandemia. Su avidez por carne es notoria y cuando sale a comprar al mercado internacional se encuentra con sus principales proveedores (Brasil, Australia, Argentina) con problemas de oferta y precios en alza.
A nivel local contribuyen las copiosas y extendidas lluvias que dejaron atrás el déficit hídrico y calmaron la oferta.
El optimismo que generan los buenos resultados de las vacunas contra el Covid-19 permiten ser optimista en cuanto a que el contexto global será de firmeza en el correr de 2021. Luego, cada región tiene sus peculiaridades. En principio, la de Uruguay es una oferta de hacienda para faena relativamente más abundante que limitará la posibilidad de subas de precio muy expresivas. Pero la base está, diría el técnico argentino Héctor “Bambino” Veira.