Recientemente se realizó en Salto, en el predio de la familia Valiente, una jornada sobre el HLB (Huanglongbing o greening), enfermedad de los cítricos que actualmente se mantiene fuera de las fronteras de nuestro país. La actividad se desarrolló por parte del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en el marco del proyecto Fontagro, que está enfocado a la producción citrícola familiar en Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
El Ing. José Buenahora, técnico de INIA, dijo que esta plataforma tiene como objetivo, trabajar en “este gran problema que tenemos a partir del año 2005 en América Latina, que es el HLB”. Recordó que más allá de las millonarias inversiones realizadas en Estados Unidos y Brasil, no se ha logrado encontrar una cura a esta enfermedad.
Si bien señaló, con agrado, que Uruguay se mantiene libre de la enfermedad, remarcó que si está presente el “el vector que es la Diaphorina Citri que fue reportado en esta zona en el año 1991”. Buenahora dijo que Uruguay ha venido trabajando con otras instituciones en el control y disminución de la población del vector, de manera de disminuir un posible impacto de la enfermedad.
La jornada, que tuvo un fuerte componente de campo, se realizó en el predio de la familia Valiente, en la colonia Osimani & Llerena, en el departamento de Salto, con la presencia de autoridades del proyecto Fontagro.
El productor Rubén Valiente, dijo que se viene trabajando conjuntamente con INIA en el control del vector, porque la “enfermedad viene avanzando tremendamente en el mundo y aquí en América con un muy grande el porcentaje en Argentina y Brasil en el momento”. Dijo que “tenemos la suerte que en nuestro país no tenemos la enfermedad, pero venimos trabajando duramente para evitar que esta plaga se propague en nuestras plantaciones”.
Recordó que en el año 2019, junto a su esposa y un grupo de pequeños productores de la zona, realizaron una visita a un predio en San Pablo, donde “vimos una realidad tremenda de lo causa la enfermedad, como ejemplo decir que se perdieron 52 mil hectáreas de citrus. Ahora a fin de agosto estuvimos en Chajarí, en Argentina, donde está aumentando el problema del HLB y es muy triste de ver in situ el mal que causa esta plaga, que es irreversible”.
Como pequeño productor concordó que la presencia de la enfermedad en su predio, lo sacaría “totalmente” de la producción citrícola. Dijo que “este insecto cuando entra infectado no respeta ni pequeño ni grande productor”. Respecto a lo que observó en su viaje al país norteño, dijo que “Uruguay es muy chico en cuanto a producción de citrus. Imagínese que nosotros vimos en Brasil un establecimiento de 16.000 hectáreas que había sido atacado por la diaphorina citri, donde está instalado el HLB, y eso equivale a la cantidad de hectáreas que están plantadas en el Uruguay, es muy chico lo nuestro, no nos salvaríamos nadie”.
En este sentido recordó que “el insecto una vez infectado con la enfermedad, transmite esta bacteria a la salvia del citrus, se traslada a la raíz y es irreversible. Se seca por completo el árbol, y no queda otra forma que cortarlo y quemarlo para evitar la propagación”.
Por lo que instó a los productores a “trabajar, controlar y tratar de prever con monitoreo y curas”.
La Ing. Silvana Giancola, técnica argentina que se encuentra en la coordinación del proyecto Fontagro, dijo que “en el mundo citrícola en general, esto ha diezmado por ejemplo la producción en Florida en los Estados Unidos, lo que sucedió en San Pablo, Brasil, pero también en Venezuela, Costa Rica, Colombia, es una enfermedad mundial y que no tiene cura”.
Sobre la situación de la presencia del HLB en el vecino país, la profesional dijo que cada zona tiene su particularidad. “En la zona que tienen aquí enfrente, que es el macizo cítrico dulce, toda la zona de Federación, provincia de Entre Ríos y Monte Caseros, provincia de Corrientes, estos son los dos departamentos más afectados por HLB, la verdad que hay mucho por hacer”.
Giancola dijo que se debe trabajar con los productores en forma conjunta para evitar el ingreso y posteriormente su propagación. En este sentido señaló que “en Argentina el productor está obligado a monitorear y a controlar el vector, pero esto requiere mucho trabajo de escalamiento, de acompañamiento al sector para comprender el peligro y la necesidad del control”.