Los vendedores de semillas estimaron que la superficie ocupada por cultivos de invierno este año alcanzará unas 750 mil hectáreas. Hace décadas que la agricultura de invierno no ocupaba tamaña superficie. Claramente es área de buen potencial agrícola y de excelente potencial ganadero; aunque una proporción significativa era área de cultivo que no estuvo disponible para la ganadería el año pasado y que ahora pasa a doble cultivo, basta que un porcentaje de 30-40% el año pasado haya estado dentro del circuito ganadero para determinar una disminución del área ganadera que impacte sobre el mercado de la reposición.
Además, en 2021 la agricultura de invierno ya había crecido otro tanto, por lo que en dos años ingresaron al circuito agrícola unas 250 mil hectáreas; una porción de ellas dejó de estar disponibles para la ganadería en este período.
Las primeras estimaciones eran de una expansión de la agricultura de invierno este año a unas 720 mil hectáreas. El dato de los vendedores de semilla confirma el fuerte impulso de los agricultores y le agrega 30 mil hectáreas más. Es notable la expansión de la colza, oleaginosa que será el principal cultivo invernal —siempre en base a los números de las empresas semilleristas— con unas 275 mil hectáreas, superando al tradicional cultivo de invierno en el país, el trigo, que crecería en unas 15 mil hectáreas respecto a 2021 a unas 260 mil. La cebada queda algo rezagada con 217 mil hectáreas. De todas formas, se conforma un escenario de tres cultivos invernales con extensiones parejas, algo positivo desde el punto de vista de la diversidad de especies.
Es difícil estimar cuántos animales menos se demandan por la salida de la producción ganadera de parte de esta superficie. Pero estimando 2-3 vacunos por hectárea, aunque sea una proporción menor del área total en que se expande de la agricultura de invierno, se podría estar hablando de 100-150 animales. No es nada despreciable dentro del universo de animales de categorías nuevas que se comercializan de cara al invierno-primavera. Es un factor que ayuda a explicar que la relación de reposición no despegue.