Las calles de Shanghái en mayo mostraban una circulación de autos muy inferior a la que se observaba antes de la pandemia.

El diagnóstico para la evolución del mercado internacional de la carne vacuna parecía bastante claro: cuando China dejase atrás las cuarentenas, con su estricta política de Covid cero con la que enfrentó la pandemia, la demanda internacional se recuperará y encontrará una oferta insuficiente de ganado en el país, por lo que las expectativas eran de un mercado firme y con precios compensatorios para el negocio ganadero.

Pero los diagnósticos, por más certeros que parezcan, pueden fallar. De hecho, lo hacen bastante seguido. Y esta vez no fue la excepción.

Desde el lado del mercado interno las cosas se dieron como se pensaba. La extracción récord en 2021/22 dejó una cantidad de animales en edad de faena en niveles históricamente bajos. La oferta es escasa y eso se observa en la cantidad de animales enviados a faena muy por debajo de la de aquellos años.

Lo que no se cumplió fueron las expectativas de recuperación de la demanda. China dejó atrás la política de cero Covid, en un principio comenzó a reaccionar de la forma prevista pero luego se quedó. El nivel de actividad es sensiblemente inferior al de antes de la pandemia. Eso se advierte claramente en las principales ciudades del país, caso de Shanghái. Las autopistas están lejos de estar colmadas de autos como sucedía en 2019, y en las calles de la ciudad es palpable la menor cantidad de gente. Una de las principales cadenas de restoranes del país trabaja al 70% de lo que lo hacía prepandemia. Por supuesto, es mucho mejor que en 2022, cuando esos restoranes estaban cerrados, pero le queda bastante camino por recorrer para una actividad plena.

“El resto del mundo quiere que China los salve y eso es muy poco probable”, dijo un analista en una actividad sobre las expectativas de la economía de China organizada por el Financial Times. Otro de los panelistas manejó un argumento sobre porqué el consumo en el país no reaccionó de la forma prevista: el temor provocado por la pandemia generó “un cambio permanente en el comportamiento del gasto; no saben lo que se viene, por lo tanto, ahorran”.

Muchos estuvieron tres años con sus negocios cerrados, otros sin trabajo, se comieron todos los ahorros y ahora la actitud que parece la más sabia es la de la cautela, ante la duda que suceda de nuevo. De hecho, las ventas de pasajes en las festividades son significativamente inferiores a los de antes de la pandemia, el sector inmobiliario no sale de la crisis, las ventas de autos no se recuperan y el desempleo juvenil no baja de 20%. Las exportaciones no ayudan debido a la debilidad de la demanda internacional, en tanto que las importaciones sufren la debilidad del consumo interno, impactadas además por la debilidad de la moneda china.

El gobierno tomó algunas medidas para impulsar la reactivación, pero se consideran insuficientes.

Por lo tanto, la demanda por buena parte de los productos de origen agropecuario que Uruguay exporta, entre ellos la carne vacuna, evoluciona por debajo de lo que se suponía. Es que hay elevados stocks del producto en China (hay quienes, durante la feria del Sial en Shanghái en mayo, hablaban de un millón de toneladas, que equivale a más de cuatro meses de consumo), por lo que los importadores solo compran si los precios son lo suficientemente atractivos como para permitir una baja en el precio medio de los inventarios.

Esto se refleja en precios de exportación en caída desde principios de abril hasta fines de junio. Desde entonces, el mercado parece haber encontrado un nuevo equilibrio.

Parece factible que el mercado internacional empiece a moverse próximo a los precios actuales, que serían con un equivalente cercano a los US$ 4.000 por tonelada carcasa. Si ese es el precio en el que evolucionará el mercado internacional, y teniendo en cuenta la relación histórica entre el precio de la tonelada exportada y el novillo (93,6%), el precio de equilibrio de este rondaría los US$ 3,75 el kilo carcasa. Ese sería el valor medio de todos los novillos gordos comercializados, incluyendo el novillo gordo en el mercado spot, los convenios que se pactan a precios que incluyen un premio respecto al primero y los animales que venden los corrales.

Es un diagnóstico. Como tal, puede fallar. Pero al momento de escribir esta columna, parece el escenario más probable.