Los datos que surgen de la economía de China son pobres y eso está impactando en los precios internacionales de la mayoría de los productos que tienen al gigante asiático como principal demandante. Sin embargo, la carne parece hacer caso omiso de esas preocupaciones, con una demanda creciente al ingresar al momento de compras más fuertes del año.
A principios de esta semana se informaron pobres datos en cuanto a las ventas minoristas, a la producción industrial y al nivel de desempleo, especialmente en el caso de los jóvenes, con una tasa de prácticamente 20%. El Banco Popular de China anunció una reducción de los tipos de interés para hacer frente a esta situación, yendo a contramano de la mayoría del mundo, donde las tasas suben.
Es claro el impacto de la menor demanda de China en el mercado de los lácteos. El precio medio de la leche en polvo entera se desplomó 28% desde principios de marzo en el Global Dairy Trade, la plataforma de subastas de la neozelandesa Fonterra.
La soja también corrigió significativamente a la baja en las últimas semanas, dejando lejos atrás los máximos de principios de junio. Hay argumentos bajistas desde el lado de la oferta, en especial el clima en Estados Unidos, pero la menor demanda china también está pesando.
Esta semana fue mala para los precios internacionales de la lana. En Australia el Indicador de Mercados del Este cerró a US$ 9,31 el kilo base limpia, el nivel más bajo desde enero de 2021.
Sin embargo, en el caso de la carne vacuna, la demanda sigue firme y están comprando volúmenes significativos del producto. En julio Brasil embarcó a China 110 mil toneladas de carne vacuna congelada y la expectativa es que agosto no se quede atrás. Desde Uruguay los volúmenes descendieron, pero eso se debió a un problema de oferta, no a una disminución de la demanda. A su vez, los precios reaccionaron y dejaron atrás los pisos de 2-3 semanas atrás.
Es usual que en estos momentos del año crezca la demanda china por carne vacuna, manteniéndose en niveles altos hasta mediados de noviembre, de manera de tener el producto disponible para las festividades del Año Nuevo chino a principios de febrero.
Este año no parece que sea distinto, a pesar de los nubarrones de la economía.