La tasa de destete promedio en el país en el ejercicio 2023/24 fue de 63%, la más baja desde 2010, 14 años atrás. El impacto de la sequía fue decisivo para alcanzar ese magro destete.
Si se analizan los datos de los predios ganaderos de menos de 500 hectáreas, la tasa de destete cae a 60%, y si se toman solo los predios de menos de 500 hectáreas de los departamentos del norte (Artigas, Salto, Paysandú, Rivera, Tacuarembó y Cerro Largo) cae a 53%. Es un descenso de 10 puntos porcentuales respecto del promedio y de 12 puntos si se considera que los predios de más de 500 hectáreas promediaron 65% de preñez.
La brecha es grande y tiene mucho que ver con la distinta posibilidad de acceder a tecnologías que no son caras, pero que implican estar al tanto de cuáles son las medidas necesarias para mejorar la tasa de destete de un rodeo de cría, que podrá pasar por hacer un destete temporario, o precoz, o el suministro de algún suplemento, o ser más preciso en la fecha de entore.
Al 30 de junio pasado había en el país 4,26 millones de vacas en el rodeo de cría. De ellas, 1,6 millones (38%) estaban en predios de menos de 500 hectáreas y, dentro de estas, 528 mil en los departamentos del norte del país.
En un análisis teórico, si esos productores de menos de 500 hectáreas lograran una tasa de destete promedio de 65%, la producción de terneros se incrementaría en unas 75 mil cabezas, animales que mejorarían los números de los criadores de menos de 500 hectáreas y que luego estarían disponibles, sea para ingresar al rodeo de cría o formar parte de la faena o la exportación en pie.
Con un precio moderado, si esos animales se comercializaran en la zafra de terneros, a unos US$ 400 por cabeza, implicaría ingresos adicionales para esos pequeños productores ganaderos de US$ 30 millones. Nada despreciable.