La semana cierra con una fuerte baja adicional en el precio de los novillos a faena, con una demanda muy pobre y una oferta creciente con el avance de la primavera. Ayer ya no era nada fácil alcanzar US$ 3,00 el kilo carcasa ni siquiera por los mejores novillos de verdeos y era difícil conseguir cotización por vacas.

Definitivamente, el viento se puso de frente para el complejo ganadero. Lo único favorable es que se puso a llover y que la primavera comienza con buenos niveles de agua en el perfil y con expectativas de una excelente producción de forraje. Después, son todas pálidas.

Desde el último pico de mediados de julio, cuando se llegaron a hacer varios negocios a US$ 3,80 por novillos especiales y pesados, la baja ha sido de más de 20%. Ni que hablar en la comparación con los máximos del año pasado, desde cuando el descenso es de 45% en dólares.

Pero, además de la caída de los precios en dólares, la debilidad del tipo de cambio también atenta contra el poder de compra del novillo en pesos. Analizando la evolución de la cotización en pesos constantes, la baja desde los picos históricos es de 53% y hay que irse hasta mediados de 2002, 21 años atrás, para encontrar referencias inferiores. En aquel entonces se estaba en plena salida del último episodio de aftosa que azotó al país y se transitaba por la peor crisis económica de las últimas décadas.

El hecho explica claramente las dificultades por las que atraviesa el complejo ganadero, que pasó de los máximos valores de la historia expresados tanto en dólares como en pesos constantes en el primer semestre del año pasado a una situación exactamente opuesta en la actualidad.

Desde el punto de vista del tipo de cambio, los especialistas en el tema encuentran pocos argumentos para vaticinar una evolución al alza que mejore el poder de compra del dólar. Desde el punto de vista del mercado internacional de la carne, tampoco se ven argumentos sólidos como para suponer una rápida reacción de las cotizaciones, con una oferta muy abultada de los dos principales exportadores (Brasil y Australia) y una demanda desde China que mantiene cautela al momento de participar de las compras, muy atentos a no subir los precios.

La lógica indica que los pisos en los precios tienen que estar cerca, más aún con referencias en Brasil que dejaron de bajar y tienden al alza. Pero no hay muchos argumentos para suponer que, cuando se alcance el piso, se dé una rápida reacción en los precios del mercado.