Las mejores garantías que Uruguay le ha dado en las últimas décadas a los países importadores de carnes rojas ha sido un activo fundamental al momento de negociar los accesos, permitiendo que el país se haya adelantado a sus socios regionales en el ingreso a mercados destacados y, además, con una mayor gama de productos.

Fue así como Uruguay logró ingresar al mercado de Estados Unidos y Canadá poco después de haber superado el último brote de fiebre aftosa, fue lo que permitió ingresar antes y en mejores condiciones al mercado chino y también la posibilidad de acceder, más allá de aranceles elevados, a Corea del Sur y Japón.

Esto ha permitido a Uruguay, en condiciones normales, tener precios de la hacienda superiores a los de los demás exportadores de la región. Si se hace un promedio del precio del novillo a faena en los cuatro países del Mercosur en la última década, el valor medio de Uruguay (US$ 3,52 por kilo carcasa) es el más alto, levemente (1%) por encima de Argentina y con una diferencia más holgada con Paraguay (14%) y Brasil (17%).

Pero, a la vez que a Uruguay se le hace más difícil seguir avanzando en su inserción internacional, los demás países de la región se van aproximando. Por ejemplo, Brasil ya ingresa al mercado de Estados Unidos, Paraguay espera hacerlo a partir de principios del año próximo, y también están logrando avances en países asiáticos. El ministro de Ganadería de Brasil, Carlos Fávaro, se mostró optimista esta semana en cuanto a que Corea del Sur habilite la carne vacuna brasileña a partir de principios de 2024. A su vez, China ya habilitó el ingreso de menudencias desde Argentina, restando solo las últimas instancias burocráticas para que el mercado quede operativo. Desde la exportación argentina consideran que esto se dará en el correr del primer trimestre de 2024.

Actualmente Uruguay es el principal origen de menudencias en el mercado de China, seguido por Estados Unidos. Pero la apertura de Argentina significará una intensa competencia con este país que tiene la capacidad de exportar volúmenes muy superiores.

En definitiva, las ventajas que han permitido a Uruguay pagar más cara la hacienda que el resto de los países de la región se van disipando. Es una lástima que los intentos de este gobierno de acuerdos comerciales con los principales importadores no hayan cristalizado.