El endeudamiento de las explotaciones lecheras del país con los bancos insinúa una recuperación sobre el cierre de 2022. De acuerdo con los últimos datos a setiembre que divulgó el Banco Central del Uruguay (BCU), los tambos tenían créditos por casi US$ 184 millones con la banca pública y privada. De este total, apenas US$ 3 millones estaban en condiciones de vencidos (1,6%). Ese dato confirma una notoria mejoría en la salud de los préstamos que los bancos tienen con la fase primaria de la lechería. Hace dos años atrás, la morosidad de los tamberos rondaba el 5% (por arriba de los US$ 10 millones).

La deuda total de los tambos con el sistema financiero venía cayendo prácticamente desde fines de 2021 y tocó un piso en abril de este año cuando el monto del pasivo se ubicó levemente por encima de los US$ 165 millones. En los meses siguientes se apreció un incremento en el volumen de financiamiento, con una suba de casi US$ 20 millones hasta la entrada de la primavera. El ánimo de los productores lecheros ha cambiado en los últimos meses, un factor que puede alentar a realizar nuevas inversiones para apalancar el crecimiento a futuro de los establecimientos o para adecuar infraestructuras (productiva o ambiental) existentes en los tambos.

La industria

En el caso de las industrias lácteas, el crédito con el sistema financiero totalizaba US$ 169 millones a setiembre, con una cartera de créditos vencidos por US$ 5,5 millones (3,3% del total).

A diferencia de los tambos, el pasivo de este eslabón de la cadena ha mostrado un crecimiento más moderado. De todas formas, la morosidad dos años atrás se ubicaba por encima del 10%.

Considerado el total de la cadena láctea (industria + tambos), los préstamos totalizaban unos US$ 353 millones al cierre de setiembre, con un porcentaje de créditos vencidos de 2,4% del total (US$ 8,5 millones). En setiembre de 2021, la deuda de la cadena llegaba a los US$ 438 millones y el volumen de préstamos vencidos llegaba al 5,8% del total (unos US$ 26 millones).