Los ingresos brutos en dólares corrientes (sin descontar la inflación) que percibieron los tambos por su remisión de leche a plantas industriales totalizaron US$ 848 millones en 2023 y se redujeron en unos US$ 21 millones (-2,4%) respecto al máximo de US$ 869 millones en ocho años que se había registrado en 2022. El incremento en los niveles de remisión (+1,2% anual) no fue suficiente para compensar la (fuerte) baja en el precio de la leche que se dio en el segundo semestre del año pasado.

En el promedio del año 2022 el valor percibido por litro de leche remitido a planta se ubicó en US$/lt 0,42, lo que implicó una baja de un 1 centavo. Sin embargo, si se analiza el cuatrimestre de mayor producción de leche del año calendario (setiembre-diciembre), el promedio de 2023 fue de US$/lt 0,36 versus los US$ 0,42 de 2022 (-14%).

Así, la facturación bruta de los tambos por su remisión durante la pasada primavera totalizó US$ 295 millones en dólares corrientes, una caída apreciable (-11%) versus los US$ 331 que habían percibido en igual cuatrimestre de 2022 (-US$ 36 millones).

Esta fuerte caída de la facturación durante la pasada primavera se dio en un contexto donde los tamberos se ven obligados a pagar el sobrecosto de unos US$ 100 millones que dejó la última sequía que azotó al país hasta la pasada primavera, y donde las gremiales le están reclamando a las industrias un mayor precio de la leche en virtud de la firmeza que ha mostrado el mercado internacional desde fines del año pasado.