El Gobierno de Coalición de Nueva Zelanda está avanzando en su compromiso de restablecer las exportaciones de ganado en pie por vía marítima, prohibida desde el año pasado. El ministro Asociado de Agricultura, Andrew Hoggard, dijo que realizará una consulta pública que comenzará antes de setiembre.

Restablecer las exportaciones de ganado por vía marítima requerirá una enmienda a la Ley de Bienestar Animal de 1999 y se desarrollarán estándares de bienestar reforzados antes de que regrese el comercio.

“Reconozco que hay un interés significativo en este trabajo y quiero brindarles a las partes interesadas y al público un cronograma claro para el cambio. Las exportaciones de ganado vivo sólo comenzarán una vez que se desarrollen y entren en vigor normas de bienestar reforzadas para proteger la reputación de Nueva Zelanda como exportador responsable y sus obligaciones comerciales internacionales”, dijo el ministro.

La consulta pública buscará comentarios sobre qué cambios son necesarios en la Ley de Bienestar Animal, cómo lograr altos estándares de bienestar animal durante todo el proceso de exportación y cómo proteger la reputación de Nueva Zelanda como exportador responsable y sus obligaciones comerciales internacionales.

“Entiendo que el bienestar animal es una prioridad absoluta para todos los kiwis. Es vital, y de hecho no negociable, que los nuevos estándares estén vigentes antes de que se reanude el comercio. Escuchar una variedad de voces nos ayudará a comprender cuál es la mejor manera de lograrlo”, agregó Hoggard.

“Después de consultas, tengo la intención de buscar decisiones del Gabinete antes de fin de año y presentar legislación a la Cámara a principios de 2025, seguida de estándares regulatorios actualizados”, expresó.

Nueva Zelanda exportó ganado vivo por US$ 300 millones en 2022. “Nuestros socios comerciales lo valoran y brinda a los agricultores otra fuente de ingresos durante períodos financieros difíciles o cuando las condiciones climáticas hacen que la producción de pasto sea menor”, finalizó.

De esta manera, el nuevo gobierno neozelandés echa por tierra una de las políticas que atentó contra los ingresos del sector productor por parte del anterior gobierno. La otra, que ni siquiera comenzó a regir, era la imposición de impuestos a la emisión de gases de efecto invernadero por parte del ganado neozelandés.