En una mirada a mediano plazo (2035), Uruguay tendrá una “oportunidad” para captar el crecimiento en la demanda internacional para el comercio de lácteos que se está proyectado para ese horizonte temporal. Así lo expresó ayer la economista del Inale, Mercedes Baraibar, en el Foro Inale 2025.
En su exposición titulada Más allá del precio: coyuntura y estructura en el mercado lácteo internacional, la economista explicó cómo grandes jugadores de la producción (Australia, Nueva Zelanda o la Unión Europea) tendrán “restricciones” de tipo ambiental para elevar sus niveles de producción, incluso con algún descenso previsto como el caso de Oceanía. De acuerdo a proyecciones de Rabobank, el comercio de lácteos aumentará en 20.000 millones de litros para 2035 (de 95.000 millones a 115.000 millones de litros de leche equivalente). Sudamérica (Argentina y Uruguay) podrían participar como proveedores de esa demanda adicional con unos 2.500 millones de litros, mientras que EEUU aportaría otros 8.000 millones de litros para 2035.
Esa demanda adicional estaría traccionada por el sudeste asiático (+25%), China (+23%), África (+13%), América Central y El Caribe (+13%), y Medio Oriente (+13%), y norte de Asia (+8%).
En el sudeste asiático, los jugadores que aparecen como mayores dinamizadores de la demanda son Indonesia y Filipinas. Con el segundo Uruguay ya tiene una hoja de ruta abierta para el comercio, mientras que con el segundo se está aguardando por un certificado sanitario que permitiría ingresar a ese destino.
Por otro lado, la técnica del Inale indicó que la guerra comercial que se desató EEUU no ofrecería, por ahora, alguna potencial ventana para los lácteos que Uruguay exporta, más allá del efecto negativo que esa disputa comercial tiene sobre todo el comercio mundial y el crecimiento de las distintas economías. “Hoy es imposible mediar los impactos indirectos de esa guerra” con “una maraña de interconexiones”. “Al comercio siempre le va bien con la paz”, recordó.
