La producción de leche en los principales países exportadores comenzó a registrar una desaceleración estacional, conforme a las tendencias típicas del mercado internacional. Según el último informe de Clal.it, la actividad lechera global mostró una suba interanual del 1,7% en abril de 2025, impulsada principalmente por la recuperación de las entregas en la Unión Europea, que por primera vez en el año presentó una variación positiva de +1,1%.

Desde agosto de 2024, la producción lechera venía en aumento, con un crecimiento especialmente marcado en América del Sur, donde se observan signos de recuperación tras varios años complejos, condicionados por factores climáticos adversos y dificultades económicas, con particular énfasis en la situación argentina.

La evolución actual marca la entrada en una fase de descenso estacional que se extenderá hasta julio, en función de las dinámicas productivas de cada región. En el hemisferio norte, tanto Europa como otros países productores acaban de superar el pico de producción primaveral y se encaminan hacia una disminución progresiva de los volúmenes hasta fin de año. En tanto, Australia y Nueva Zelanda —referentes del hemisferio sur— están atravesando su período de menor producción, iniciado en mayo y con vigencia hasta agosto.

En contraste, en Argentina y Uruguay, la estacionalidad opera de forma inversa, y la producción tiende a incrementarse en esta etapa del año.

Roberto Brazzale, presidente de Brazzale SpA, señaló que “vivimos una fase en la que los márgenes para los productores están en sus niveles más altos, con excepción de China”, y destacó que, pese al contexto favorable, la oferta global no logra sostenerse al ritmo de una demanda firme. A su vez, advirtió que posibles fenómenos meteorológicos o repuntes imprevistos de la demanda internacional podrían tensionar aún más los precios actuales.

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