La Oficina Australiana de Economía y Ciencias Agrícolas y de Recursos (ABARES) realizó su informe trimestral de setiembre, donde presentó su visión para el mercado de los textiles y explica que la baja para los precios tanto de la lana como del algodón son motivo de la elevada incertidumbre en la demanda y la competencia con las fibras sustitutivas. 

En este sentido las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, es una de las principales variables que ha incidido negativamente en los precios, principalmente por la decisión estadounidense de incrementar los aranceles a las compras de prendas de vestir y textiles provenientes del gigante asiático. 

Teniendo en cuenta que los productos textiles se comercializan en dólares, la devaluación del yuan (moneda china) ante el dólar norteamericano ejercerá una presión adicional a la baja sobre los precios. 

En sus proyecciones la ABARES prevé que el Indicador de Mercados del Este (IME) tendrá un pronunciado descenso para la presente zafra 2019-2020, en el eje del 26%, pasando de un IME en la zafra 2018-19 de A$ 19,39 a A$ 14.35 (analizado en la moneda local). 

El informe señala que durante el mes de agosto de este año, dicho indicador cayó un 22%, reduciéndolo en un 35% respecto a los máximos históricos alcanzados un año antes. La prolongada sequía en Australia ha generado también una mayor oferta de lana superfina, lo que ha disminuido los sobreprecios para este tipo de micronajes. 

Si bien el informe sostiene que la producción de lana ha caído y 

continuará haciéndolo debido al menor número de ovejas, los factores negativos del lado de la demanda están impulsando la caída de los precios de la fibra en todo el rango de micronajes.

La tensión comercial entre las dos principales economías mundiales ha generado el retraso en las compras de lana por parte de los fabricantes textiles chinos y debido a los consecuentes e históricos precios altos, los mismos están buscando en las fibras de menor costo un nivel de sustitución que permita mayor competitividad ante la eventual suba de aranceles. 

Si por un lado las tensiones comerciales están generando un impacto negativo en la comercialización de la lana a nivel de las exportaciones de China, a nivel interno aún no está clara la incidencia sobre el consumidor chino, que es un componente importante del mercado de prendas de vestir para los industriales de ese país. 

La confianza del consumidor y, en menor medida, las ventas de prendas de vestir disminuyeron en China entre febrero y agosto de 2018, pero desde entonces se han recuperado y fortalecido. Dado el supuesto crecimiento de los ingresos mundiales y el consumo de textiles a mediano plazo, la demanda china de textiles y prendas de vestir puede no debilitarse si continúan las tensiones comerciales.