El campo natural ha sufrido variaciones en los últimos años y varios de esos cambios están alineados a tres grandes factores que inciden a nivel mundial, no solamente en Uruguay. Sin embargo, la gran variable que aceleró estos cambios en el país es la pérdida de ovinos que se ha venido sufriendo desde 1991, según el Ing. Agr. Marcelo Pereira, coordinador del programa Gestión del Pasto del Instituto Plan Agropecuario.
El profesional explicó que a nivel mundial “vienen avanzando los arbustos en forma notable” sobre el campo natural —lo que también sucede en el país— y los factores que afectan esta arbustización son “fundamentalmente tres, el primero son los cambios en los patrones de lluvia, porque llueve más que hace 100 años; la otra es que hay concentraciones inauditas de anhídrido carbónico que favorecen el crecimiento de las especies C3, que son las leguminosas, pastos de invierno y los arbustos y los árboles; y la tercera es que en el resto del mundo lo que cambió fue la frecuencia del fuego, porque hoy se prende menos fuego, entonces eso genera que los árboles que controlan el fuego sigan avanzando”.
Más allá de estos tres factores a nivel mundial, Pereira remarcó que “en Uruguay la gran medida que cambió fue que a partir de 1991 bajamos de 26 millones a 6 millones de ovinos, es decir, desaparecieron 20 millones”, según explicó esto “es un problema” para el campo natural desde el punto de vista ganadero, porque “los campos se están ensuciando”. En este sentido dijo que en los campos naturales en la actualidad “se ve muchas más chircas que antes. El país queda amarillo, se llena de senecio y todas esas plantas son controladas cuando son chiquitas por el ovino”.
Si bien el ovino es necesario para la mejora de los campos naturales, Pereira señaló que “trabajar con altísimas cargas hace mal”, por lo que indicó que trabajar “en los suelos superficiales con una carga de un ovino por hectárea es ideal, para aquellos que dicen que es mucho, bueno con medio ovino por hectárea y haciendo pastoreo por objetivo, se logran un buen control”.
Pereira señaló qué, con medio ovino por hectárea, “manejando la majada en bloques, el establecimiento se transforma en una herramienta con la que podemos controlar muchas de estas malezas, sobre todo el senecio, que todo el mundo está preocupado y recurrimos a máquinas como las de control selectivo y posicional, que son excelentes máquinas, pero que mirando en un largo plazo no son sustentables”.
El especialista en campo natural del Plan Agropecuario remarcó que “para mantener el equilibrio del campo natural es necesario tener ovinos, el ovino se asocia a una cosa que se llama heterogeneidad vegetal”. Al respecto dijo que existen comunidades de plantas “en el basalto que, si no son comidas por el ovino, no son comidas por nadie. Hay un sinnúmero de plantitas, entre ellas muchas hierbas enanas de muy alta calidad, que son netamente preferidas por el ovino y el no tenerlos es perder de ganar”.
Pereira especificó que habla de “inclusive plantas muy primitivas, de algunos helechos, de algas, de muchas hierbas enanas que el vacuno no las puede cosechar y que, sin embargo, son muy ricas para el ovino. Entonces el pastoreo mixto, que es muy raro en el mundo y muy común en Uruguay, es una manera inteligente que desarrollaron los productores de aprovechar mucho mejor esa heterogeneidad”.
“Por eso el ovino cumple un rol fundamental en los establecimientos agropecuarios, máxime en el basalto” dijo Pereira.