El gerente general de Calvase, Ignacio Otegui, comentó que “la zafra forrajera fue muy buena”, hubo una alta demanda por semillas, poca oferta en algunas especies y valores históricos. Pese a que algunas semillas se pidieron más que otras, se pudo atender toda la demanda, agregó, por lo que “los productores pudieron sembrar tanto las praderas perennes como los verdeos”.

Los precios de las semillas forrajeras fueron récord, “pero más valió la carne, la leche o los granos. Por ende, la relación sigue siendo muy buena contra lo que después el productor vende gracias a la inversión”, resaltó.

La semilla de trébol blanco fue una de las que se destacó con valores récord, en torno a los US$ 9 por kilo, aunque todas las especies tuvieron altos precios.

Uno de los diferenciales de Calvase, y por los que se les da un valor agregado a las semillas, son los tratamientos que se le realizan –en un acuerdo de la empresa con la firma Lage y Lalleman– con los que se logra obtener más plantas por metro sembrado. Además, informó, se está trabajando en tratamientos biológicos, buscando especies de forrajeras que mejoren la estructura del suelo y sean más amigables con el medio ambiente.