La semana de negocios en Chicago dejó ligeras bajas para la soja, el maíz y el trigo, en este último caso, algo más pronunciadas en Kansas. Para los granos gruesos influyeron en modo bajista las mejores condiciones ambientales en Brasil y la importante devaluación que registró el real contra el dólar en el último mes. En tanto que para el grano fino el principal fundamento bajista fue la chance de lluvias importantes durante los próximos días sobre las regiones productoras de invierno de Estados Unidos, que arrastran un déficit hídrico que ya complica la condición de los cultivos, en el cierre de la etapa de siembra y en plena emergencia.
Los contratos noviembre y enero resignaron para la soja perdieron 0,53% y 0,38% de su valor la última semana al pasar de 362,94 a 361,01 y de 366,52 a 365,14 dólares por tonelada. Tras un inicio de la siembra con demoras importantes por el déficit hídrico ocasionado en particular sobre el centro de Brasil por un ciclo de lluvias inferiores a los registros normales hasta entrado octubre, el retorno de las precipitaciones a partir de la segunda quincena de dicho mes dinamizó las labores y posibilitó la normalización de los trabajos de campo, con progresos muy importantes en un corto período de tiempo. Es el caso de Mato Grosso, el principal Estado productor de la oleaginosa del país. El viernes el Instituto Mato Grossense de Economía Agrícola marcó un progreso semanal de la siembra de soja en el Estado de 23,83 puntos porcentuales, que llevó el avance de las labores hasta el 79,56% del área prevista, todavía atrasado contra el 83,32% de igual momento de 2023, pero ya por delante del promedio de los últimos cinco años, del 79,11%.
Mientras las previsiones climáticas siguen augurando un buen régimen de lluvias durante noviembre sobre las principales regiones agrícolas de Brasil, a nivel país el lunes la Conab marcó un avance semanal de la siembra de soja de 19,4 puntos porcentuales y un progreso sobre el 37% del área prevista, levemente demorado contra el 40% de igual momento de 2023. En materia de estimaciones, el viernes StoneX elevó de 165 a 166,20 millones de toneladas su proyección sobre la nueva cosecha de soja brasileña, un volumen que se ubicó en línea con los 166,05 millones calculados por la Conab en octubre, debajo de los 169 millones calculados por el USDA en su último informe mensual y arriba de los 161 millones pronosticados la semana anterior por el agregado agrícola del USDA en Brasil. El nuevo trabajo mensual del organismo estadounidense será publicado el viernes próximo.
Por otro lado, seguramente influenciado por las mejores lluvias vistas en la segunda quincena de octubre, en su análisis mensual de estimaciones el agregado agrícola del USDA en Argentina calculó el volumen de la cosecha 2024/2025 de soja en 52 millones de toneladas, por encima de los 51 millones proyectados por el organismo en su último trabajo oficial. La intención de siembra la ubicó en 17,80 millones de hectáreas, próxima a los 17,70 millones previstos por la BCR, pero lejos de los 19 millones de hectáreas pronosticados por la BCBA.
Finalmente, este martes los estadounidenses –y su particular sistema electoral– definirán quién ocupará la Casa Blanca desde el 20 de enero próximo. Y en ese sentido, sin datos concluyentes sobre quién resultará electo entre Donald Trump y Kamala Harris, el mercado está expectante por el resultado de la contienda y, sobre todo, por las implicancias que tendrán las decisiones de la nueva administración sobre el mercado agrícola. Al respecto, si bien los estados agrícolas más relevantes siguen apoyando a Trump, los operadores relacionan al magnate con la chance de una reedición de la guerra comercial con China, algo que resulta bajista para el complejo sojero y para el maíz de Estados Unidos, más allá de que la demanda china fue limitando su dependencia de los granos estadounidenses, justamente, por la mala experiencia vivida durante el gobierno de Trump. Cabe tener en cuenta que un nuevo gobierno de Trump podría resultar negativo para los precios internacionales, tanto por una eventual guerra comercial, como por la fortaleza que registraría el dólar contra otras monedas relevantes para el comercio agrícola. Sin embargo, lo malo en Chicago puede ser bueno en Sudamérica, el polo que puede incrementar sus ventas a China, una carrera en la que Brasil corre con mucha ventaja. Fuente: Granar Research